La investigación se enfoca de manera particular al tiburón cornudo (Heterodontus francisci) que habita en el océano Pacífico, de las costas de México y California, cuyos anticuerpos tienen la peculiaridad de ser termoestables, lo que significa que son resistentes a las altas temperaturas.
Esas características son estudiadas por el Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE), donde también trabajan con las moléculas de los caracoles del género Conu. Del tiburón cornudo utilizan sus anticuerpos a fin de diagnosticar enfermedades infecciosas en humanos y como una herramienta farmacológica para creación de vacunas; en tanto que de los moluscos se estudian sustancias capaces de inhibir el crecimiento de células cancerosas.
El doctor Alexei Fedorovish Licea Navarro, director de la división de Biología Experimental y Aplicada de dicha institución, dijo que los anticuerpos de tiburón penetran de manera rápida cuando se introducen en otro cuerpo y mantienen su estabilidad en caso de temperaturas altas.
Hasta el momento, explicó el responsable de la investigación, se han aislado anticuerpos de tiburón que neutralizan moléculas causantes de la inflamación de tejidos, por lo que podrían emplearse en el tratamiento de la artritis reumatoide o de cualquier proceso inflamatorio, incluso de manera tópica.
Respecto a los anticuerpos de tiburón que neutralizan las moléculas causantes de inflamación, el investigador afirmó que éstas inhiben la formación de nuevos vasos sanguíneos; por ello, dicho material podría convertirse también en una terapia contra el cáncer, en la medida que los tumores requieren durante su crecimiento formar nuevos conductos sanguíneos, y al impedir su formación podría frenarse la diseminación de células cancerígenas y nuevas protuberancias.
El CICESE, institución perteneciente al Sistema de Centros Públicos Conacyt, también busca en las moléculas de caracoles marinos una opción contra el cáncer. Se trata de un estudio que ha demostrado su capacidad para inhibir el crecimiento de células de cáncer de mama y colón.
Es importante aclarar —dijo el doctor Licea Navarro— que la investigación se encuentra a nivel laboratorio, pero ha revelado un gran potencial para detener o eliminar células cancerosas de dichos órganos.
“Sin crear falsas expectativas, estamos en proceso de investigación. En el caso de cáncer de mama y colón prácticamente desaparece cuando se tratan con las moléculas del caracol, y la gran ventaja es que no dañan las células sanas, ello a nivel laboratorio”, explicó.
En tanto, el doctor Licea Navarro recordó que cuando se desarrollan medicamentos con proteínas, éstas deben conservarse en refrigeración porque son sensibles debido a que suelen descomponerse por efecto de la temperatura, pero si la proteína es termoestable, como el caso de aquellas basadas en anticuerpos de tiburón, no es necesario refrigerarlas.
De manera que esta propuesta farmacológica puede utilizarse en zonas rurales, desérticas o selvas del país, lugares que al carecer de energía eléctrica dificultan el mantenimiento de las vacunas.
Esta investigación también trabaja a partir de los anticuerpos de tiburón en un método de diagnóstico para identificar enfermedades infecciosas, de manera específica la tuberculosis y el Virus de Inmunodeficiencia Humana.
Parte del proyecto se desarrolla en estudios en animales de laboratorio y otros directamente en células humanas. Este trabajo, que lleva a cabo el CISESE, ha recibido el apoyo económico de los Laboratorios Silanes y han participado estudiantes de maestría y doctorado de aquella institución
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