La zona conformada por las colonias Vallejo e Industrial Vallejo, al norte de la ciudad, así como la Agrícola Oriental y la Central de Abasto, al oriente, son las fronteras más peligrosas que sortea el transporte de mercancías.
Jesús Rodríguez Almeida, subprocurador de Averiguaciones Previas Centrales de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF),señala que el robo a transporte de carga es un delito cometido por personas organizadas, bajo reglas de disciplina y que actúan con violencia, simulan ser policías.
“Es un fenómeno de delincuencia organizada en el que se han detectado cuatro modus operandi y la gente debe saber que la policía no puede actuar si no hay denuncia”.
Detalla que abarrotes, carnes frías, embutidos, ropa, lácteos, artículos de ferretería y medicinas son los productos preferidos por los asaltantes.
Según cifras de la Asociación Nacional de Transporte Privado (ANTP), en 2007 las aseguradoras pagaban un promedio de 220 mil pesos por de robo de mercancía.
Las autoridades del DF estiman que muchos de los productos robados son colocados en el comercio informal. Eso explicaría lo barato que se ofrecen en tianguis, como en El Salado, Periférico Oriente, San Felipe de Jesús, avenida Texcoco y Tepito.
Otras zonas de riesgo
David García Flores, secretario general de la Confederación Nacional de Empresarios de Seguridad Privada y Similares de los Servicios del Ramo (Conesprysir) coincide con el diagnóstico de la PGJDF, pero añade otras colonias a la lista: Pensador Mexicano, San Juan de Aragón, Morelos, Guadalupe Tepeyac, La Raza y Moctezuma 2a. Sección.
Rodríguez Almeida afirma que Iztapalapa, Gustavo A. Madero, Venustiano Carranza, Cuauhtémoc y Azcapotzalco son las delegaciones con mayor incidencia en este tipo de delito.
Estrategias
Los conductores afectados han tomado sus propias medidas para evitar los atracos, aunque no siempre con éxito.
Han cambiado sus rutas, horarios y días de entrega; algunos han optado por circular en convoyes de tres o cuatro. La mayoría coincide que la seguridad privada es mejor opción, pero eso significa un gasto que pocos pueden pagar.
De acuerdo con la consultora de riesgos Kroll, la inversión en seguridad en camiones, bodegas o puntos de embarque incrementa en un tercio el costo del transporte y como ejemplo menciona que una unidad de localización vía satélite —conocida como GPS— cuesta alrededor de seis mil pesos.
Sebastián González es un transportista que lleva y trae productos lácteos, ha sido asaltado varias veces, una o dos veces por año. Acepta que en ocasiones ha pagado escoltas para trabajar, pero no siempre tiene esa posibilidad. Conduce una camioneta de tres y media toneladas, pero dice que los asaltantes “agarran parejo”, desde tráilers hasta vehículos más pequeños de carga.
El operador Armando Díaz Robledo comentó que los asaltantes buscan productos como los abarrotes y por eso decidió hace tiempo mejor dedicarse al transporte de comestibles, como frutas y legumbres, así como cárnicos.
“Modus operandi”
Rodríguez Almeida asegura que en casi todas las formas de operar participan entre tres y diez asaltantes; en la mayoría de los casos interceptan a los choferes en movimiento, los bajan, lo suben a automóviles particulares y luego los abandonan en lugares despoblados.
El modo más común es cuando se hacen pasar por policías locales o federales, y utilizan frases como: “¡Oríllate, revisión de rutina, policía judicial!”.
Muestran charolas, troqueles o placas metálicas. Algunos de los vehículos están equipados con torretas, tumbaburros y altavoz. Incluso, se comunican en claves como K4, R10, Z19 y X2.
“Existe otro modo que le hemos llamado ‘embriagadores’ en el que luego de privarlo de su libertad, obligan al chofer a ingerir bebidas alcohólicas, mientras ocultan la mercancía y finalmente lo abandonan”, explica.
Otra estrategia es aquella en la que se le exclama a los transportistas: “Vas arrastrando algo” o “traes una llanta ponchada”, que sirve para que las víctimas se detengan y al bajarse los amagan con pistolas y los llevan a un inmueble, donde lo vendan y tras el hurto lo trasladan a donde lo liberarán.
Otra manera se da en la Central de Abasto (CEDA). Al llegar a los pasillos de descarga, los encargados de las bodegas les dicen que no pueden recibir la mercancía y momentos después son interceptados dentro del lugar, los sacan y tras circular unos minutos, los bajan y los obligan a subirse a taxis de los que los bajan en lugares despoblados.
Cifras
Según la PGJDF, en lo que va de 2011 se han registrado 70 robos: 26 en enero, 34 en febrero y 10 en marzo; lo que representa una disminución respecto a 2010, de 5% , 6% y alrededor de 30%, en cada mes.
Según la subprocurador de Averiguaciones Previas Centrales de la PGJDF, Jesús Rodríguez Almeida, hasta ahora, diez bandas han sido desarticuladas, entre las cuales se encuentran “Los Atzacoalco”, “Los Federales”, “Los Jagüey” y “Los Zapotitla”.
Afirma que aunque la incidencia ha bajado, se mantiene un operativo permanente en conjunto con la Secretaría de Seguridad Pública del DF y las policías de Hidalgo, Tlaxcala, Puebla, Estado de México y Morelos.
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