Oscar Rotundo /Barómetro Internacional/
REBELION
Venezuela, como la
mayoría de los países a los que el imperialismo norteamericano ha
definido como parte de “sus intereses estratégicos”, está sumergida en
la dinámica de la Guerra de Cuarta Generación. Antes de la revolución,
sujeta a las estrategias de la “Guerra Fría” y la “Doctrina de Seguridad
Nacional” el destino del país estaba atado al del imperialismo, gracias
al servilismo de una clase política corrupta e inescrupulosa que se
sentía confortable en su rol de vasallo de los intereses extranjeros.
En
la última década del siglo pasado, se concreta una opción de
independencia y soberanía con la irrupción de la Revolución Bolivariana
que encarna un desafío histórico para los planes de EE. UU, y éste, se
plantea la interrupción y conclusión del fenómeno bolivariano. El
control y la apropiación de los recursos naturales, están en el centro
de las políticas hegemónicas del imperialismo y en la configuración
políticoestructural de la globalización, los Estados Nacionales no
existen, el mundo es un territorio universal sobre el cual capea el
capitalismo y el imperio norteamericano coherente con su convicción
primigenia inspirada en la concepción del “Destino manifiesto” piensa
que el planeta está a su disposición.
“La frase “Destino
Manifiesto” apareció por primera vez en un artículo que escribió el
periodista John L. O’Sullivan, en 1845, en la revista Democratic Review
de Nueva York. En su artículo, O’Sullivan explicaba las razones de la
necesaria expansión territorial de los Estados Unidos y apoyaba la
anexión de Texas. Decía: “el cumplimiento de nuestro destino manifiesto
es extendernos por todo el continente que nos ha sido asignado por la
Providencia para el desarrollo del gran experimento de libertad y
autogobierno. Es un derecho como el que tiene un árbol de obtener el
aire y la tierra necesarios para el desarrollo pleno de sus capacidades y
el crecimiento que tiene como destino”.i
Vivimos
en la época del más alto nivel de concentración de riquezas y de
capital por parte de una minoría que jamás haya vivido la humanidad. Las
primeras 8 empresas más grandes del mundo son norteamericana y su
capitalización bursátil asciende a 1.823.5 MM d e Euros y el PIB de EE.UU
es de 15.653.366 MM de Dólares situando a Norteamérica como lapotencia
económica más poderosa del mundo, seguida por China que tiene un PIB de
8.250.241 MM de Dólares, según datos del F.M.I 2012 ii
Según
la revista Forbes el mexicano Carlos Slim, dirigente de un
imperioamericano de telecomunicaciones, es la persona más rica del mundo
conuna fortuna de 73.000 millones de dólaresiii.
Si bien la expropiación por parte de las mayorías explotadas y
empobrecidas todavía no se alcanza a vislumbrar, la lucha de los
pueblos, en resistencia a la imposición de un futuro plagado de
injusticias, ha generado, año tras año, fenómenos político‐sociales que
han sacudido la “paz de los cementerios” y desde las entrañas de la
confrontación se han levantado gobiernos populares con políticas
revolucionarias, desafiantes al status quo de las doctrinas
neoliberales.
Las políticas inclusivas y de reivindicación
social han elevado en muchos países el nivel de vida de las mayorías
empobrecidas históricamente generando mejoras en su calidad de vida
mediante el acceso gratuito a la educación, la salud y el deporte, a los
bienes de consumo y la posibilidad de tener vivienda y trabajo estable.
En
Venezuela, la socialización de la renta internacional del petróleo,
sostén principal y fundamental de la economía del país, ha generado
modificaciones en las relaciones sociales de manera inimaginable en la
década de los noventa, cuando el neoliberalismo era dueño y señor de los
destinos de la patria de Bolívar. A diferencia de otros momentos en los
cuales la bonanza petrolera beneficiaba al país, en estos 14 años se
han sentado las bases para la construcción de una patria protagónica en
el escenario internacional, que ha tendido puentes a las naciones
hermanas de la región y del mundo y consolidado una sociedad
profundamente democrática mediante un rescate histórico de las
instituciones y de la constitución, con una visión revolucionaria de la
necesaria unión del pueblo y sus Fuerzas Armadas en el marco de la
construcción de la identidad nacional.
Desde estas páginas hemos
hablado sobre las características fascistas, antidemocráticas y
terroristas de los sectores que, hoy por hoy hegemonizan a la oposición
antichavista y también nos hemos hecho eco de las denuncias sobre los
planes para acabar con la revolución, fundamentalmente después del
fallecimiento del Comandante Presidente Hugo Rafael Chávez Frías. Hemos
hablado de los intentos de magnicidio, sabotajes y la penetración de
paramilitares y mercenarios, pero además de estas estrategias para
derrocar al gobierno y abrirse paso en el desmonte de la revolución,
existen otras alternativas para el logro de esos fines que no
necesariamente requieren de la utilización de armas de fuego o
explosivos.
Todo accionar militar cuenta con un cuerpo de ideas
que lo sustenta, así como se conoce el tratado “El Arte de la Guerra” de
Sun Tzu iv o “De la guerra” de Karl von Clausewitzv
la Guerra de Cuarta Generación (Fourth Generation Warfare ‐ 4GW) es el
término usado por los analistas y estrategas militares para describir la
última fase de la guerra en la era de la tecnología informática y de
las comunicaciones globalizadas. En 1989 comenzó la formulación de la
teoría de la 4GW cuando William Lind y cuatro oficiales del Ejército y
del Cuerpo de Infantería de Marina de los Estados Unidos, titularon un
documento: "El rostro cambiante de la guerra: hacia la cuarta
generación", publicado simultáneamente en la edición de octubre del
Military Review y la Marine Corps Gazette.
La teoría de la cuarta
generación segmenta la historia occidental en cuatro períodos, a cada
uno de los cuales le correspondió una generación de la guerra.
Estos períodos son:
a) clásico (entre tropas),
b) medieval (tropas, dispositivos tecnológicos e inteligencia),
c) moderno (tropas, tecnología, inteligencia, contrainteligencia y capacidad de fuego remoto), y
d) posmoderno (desinformación, comunicación borrosa, cibernética, nanotecnología y formas de control de la población).
La
estrategia de la guerra de cuarta generación privilegia el uso de los
medios de comunicación y las Tecnologías de la Información y
Comunicación para conseguir sus objetivos. ¿Cuáles son estos objetivos?,
el control social, político o militar, sin llegar al uso de la armas,
según sea la etapa de la confrontación social y política en el lugar en
que se desarrolla. Su definición técnica de "Guerra Psicológica", o
"Guerra sin Fusiles" la caracteriza por el empleo planificado de la
propaganda y de las acciones psicológicas orientadas a direccionar
conductas mediante el accionar de expertos en comunicación y psicología
de masas. El país agredido es víctima de campañas de desinformación,
descrédito y aislamiento a nivel nacional e internacional. Su propósito
confundir, desmoralizar y romper la unidad del frente interno y los
aliados en el exterior. La gran difusión y proliferación de noticias,
propagandas y opiniones en desmerito de las políticas, las obras o la
imagen de los dirigentes del gobierno, así como de las instituciones,
por radio (AM‐FM), Televisión, Internet y las redes sociales, son su
herramienta más idónea, pero fundamentalmente la propagación boca a
boca, de informaciones sin verificación de fuente, ni certeza sobre su
veracidad, las más efectivas. La globalización del mensaje y las
capacidades para influir en la opinión pública mundial, convertirán a la
Guerra Psicológica Mediática en el arma estratégica dominante de la
4GW.
La comunicación e información manipulada mediante el
desarrollo de estrategias de marketing, desinformación y terror
psicológico fundadas en el estudio sobre los comportamientos
individuales y grupales de sectores y/o estratos poblacionales
considerados vulnerables, genera la posibilidad de captar elementos que,
consciente o inconscientemente, se sumen a un discurso o acción pre
establecida dentro de la estrategia “maquiavélica” de "divide y
reinarás".
La libertad como argumento
“Los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia para plagar la América de miseria a nombre de la libertad”.
Simón Bolívar (1783‐1830).
La
libertad ha sido, como se plantea en el ya citado “Destino Manifiesto”,
el caballito de batalla que los Estados Unidos en su afán de imponer el
capitalismo en todo el mundo han usado para invadir, derrocar gobiernos
y masacrar a los pueblos resistentes. Dentro de la concepción de la
“guerra psicológica” y “la guerra de cuarta generación”, la “libertad”
cobra un papel fundamental a la hora de la lucha subversiva contra los
gobiernos populares, democráticos, o simplemente contrarios a los
intereses de los Estados Unidos.
¿De qué “libertad” hablan los
Estados Unidos? Fundamentalmente de la que relegue al Estado de toda
responsabilidad con respecto a la garantía de contención social (salud,
educación, protección a la vejez y a la niñez) de los sectores más
pobres de la ciudadanía. En su concepción de “democracia y libertad”
impera el criterio de la sobrevivencia del más fuerte, del individuo más
apto. El mundo es para “los mejores”, según sus parámetros morales “Desde su origen como nación, el sueño de Estados Unidos ha sido encontrar la perfección
social a través de un triple compromiso: con la divinidad (cumpliendo con el destino
impuesto por Dios), con la religión (observando una moral intachable) y con la comunidad
(defendiendo su libertad, su seguridad y su propiedad)”. 6vi,
y del resto que se apiade Dios. La palabra libertad figura en cada
evento de agresión a los pueblos, en Argentina la alianza que derrocó al
gobierno del general Juan Perón en 1955 de la mano de la oligarquía se
llamaba “Revolución Libertadora” en Venezuela la oposición fascista
ataca al gobierno Chavista en nombre de la falta de “libertad” de
prensa, de oportunidades, de los supuestos presos políticos, etc.
La
libertad desde el punto de vista revolucionario es la posibilidad que
tiene los pueblos de salir de la miseria, de la explotación, de la
ignorancia, es la posibilidad de poder construir un futuro con soberanía
e independencia. Para el imperialismo es la posibilidad de relacionarse
económicamente favoreciendo al dueño del capital y al dueño de la
tierra, esta “libertad” es sinónimo de desamparo para el que nada tiene,
es la “libertad” de morirse de hambre y aceptar sumisamente las reglas
del juego que impone el patrón, el Capital.
Este argumento de la
“libertad” tan difundido también en la campaña contra el comunismo en
todas las épocas, apuntaba a derrotar la concepción de la existencia de
la lucha de clases enarbolada por el marxismo y que coloca la relación
capital‐trabajo en el marco de una confrontación entre los explotadores y
los explotados, desde la cual se configura una percepción de la
sociedad totalmente distinta a como se plantea en el capitalismo.
Esta
contradicción antagónica entre estos dos proyectos de sociedad, en
última instancia, configura la lucha por la supervivencia de la
humanidad y la vida en el planeta, es por ello que la guerra de cuarta
generación, como última reflexión sobre la dominación y derrota del
enemigo, se plantea en el terreno psicológico y cultural, es entre el
modelo de desarrollo occidental capitalista y sus antítesis, expresadas a
través de los modelos alternativos como el modelo planteado en la
alternativa bolivariana.
La guerra de cuarta generación también
comprende la ofensiva mediática internacional destinada a debilitar el
apoyo hacia el gobierno objeto de la desestabilización, tratando de
cortarle el acceso a fuentes que garantizan sus sistemas vitales
(alimentación, suministros, transporte, energía, sistemas de salud entre
otros) y desvirtuar la situación político‐ social en los foros
internacionales, con el fin de causar sanciones y presiones de los
organismos internacionales y las potencias extranjeras. Su propósito
legitimar la futura confrontación violenta y el uso de armas de fuerte
impacto en la vida del país.
La articulación entre los grandes
multimedios medios masivos de comunicación, como soporte de los planes
conspirativos de dominación, tiene como objetivo destruir el pensamiento
reflexivo (información, procesamiento y síntesis) y sustituirlo por una
sucesión de imágenes sin resolución de tiempo y espacio (alienación
controlada). Como en la confrontación militar, el plan de guerra
psicológica está destinado a: aniquilar, controlar o asimilar al enemigo.
Estas unidades de Guerra Psicológica son complementadas por Grupos
Operativos, infiltrados en la población civil con la misión de detonar
hechos de violencia y conflictos sociales que incremente el estado de
malestar y el enfrentamiento entre bandos, generando un espiral de
violencia progresivo.
El bombardeo mediático con informaciones
sesgadas está destinado a afectar la psicología del receptor, no
manipula su conciencia, sino sus deseos y temores inconscientes. No se
quiere que este piense información, sino que consuma información:
noticias, títulos, imágenes, que excitan sus sentidos y su curiosidad y
que luego él difundirá entre sus relaciones sociales, mediante twitter o
Facebook o en charlas ocasionales y que sentaran un precedente creíble
para otros receptores desprevenidos, o aturdidos por la vorágine de la
vida cotidiana.
Esta estrategia actúa sobre los tres pilares
fundamentales para el funcionamiento del Estado; la gobernabilidad
política‐institucional, la estabilidad económica, y la paz social.
Cuando se altera el funcionamiento del sistema mediante el ataque
desestabilizador a alguno de estos pilares la oligarquía y el fascismo
comienzan a presionar nacional e internacionalmente para el
restablecimiento del "orden" y eso no es otra cosa que el llamado a un
golpe de Estado o una intervención extranjera.
Esto que
ilustramos desde la doctrina de la Guerra de Cuarta Generación es la
hoja de ruta que hemos visto en manos de los fascistas en estos 14 años y
fundamentalmente desde marzo de este año y configura su accionar para
los próximos meses. Lo vemos a diario en las propagandas del Partido
Primero Justicia y en las declaraciones de los más connotados
representantes opositores, de las que solo se puede sacar una
conclusión:“estos es un caos, hay que salir del gobierno, hay que salir
del chavismo”.
Vemos como delante de nuestros ojos se desata una
guerra económica que induce a la desesperación y a la confusión, como
agitadores y provocadores tratan de ganar las calles para promover la
violencia y como desde los medios de información privados “lo malo lo
hace el gobierno y lo bueno lo hacen las empresas privadas y las Ongs”.
Para
que esta estrategia colonialista de la Guerra de Cuarta Generación dé
resultados positivos es necesario contar con lo que ellos llaman
“Alienado Programado” (AP) o “individuo‐masa”, sujeto manipulado que
responde a la realidad virtual que reflejan los medios y que actúa en
consecuencia con lo que ve, sin meditar, o cuestionar la falsedad o
realidad de lo que recibe, pero aún peor, sin reflexionar si lo que
recibe atenta contra sus verdaderos intereses, sus intereses de clase.
Sin
el estudio de la realidad en función de los intereses de clase es
complicado tomar parte hacia uno u otro proyecto de país, es por ello
que la oferta del capitalismo y del fascismo siempre aparece de manera
engañosa, en un claroscuro sinuoso que tiende a la confusión, por
ejemplo dicen que en un gobierno de ellos habría pleno empleo, pero no
dicen si mantendrían la actual ley orgánica del trabajo y de cuanto
seria el salario , entre otras cosas, tampoco hablan de si mantendrían
el subsidio a la economía, cosa que posibilita y complementa el salario y
el consumo para los sectores de menores recursos, como en el caso
Mercal.
Obviamente a esto hay que sumarle el prejuicio que
genera en los sectores más reaccionarios de la comunidad el ascenso
social de los indígenas, los pobres estructurales y los inmigrantes
latinoamericanos y caribeños a los que estos “nuevos mantuanos” siempre
han visto con recelo y desprecio. Este coctel explosivo y fácil de
manipular al calor de los problemas reales que existen en el proceso
revolucionario, nos debe llamar a la reflexión y a la prudencia, y a
estar atentos y organizados, en un proceso de discusión permanente, ante
los sucesos que puedan desarrollarse hacia finales de año y comienzos
del 2014, ya que como lo demuestra la historia en Venezuela, esa es una
fecha de alta sensibilidad social, que en el 2002 ha sido explotada por
los fascistas para provocar una situación violenta y a la que este año,
se sumara la realización de un evento electoral al que estos
caracterizan como plebiscitario.
La revolución no solo ha
generado una mejora incuestionable en los niveles de vida de la
población, también nos ha puesto ante una responsabilidad histórica en
la lucha por la emancipación de los pueblos y es nuestro deber asumirla.
PIA: :www.noticiaspia.com.a
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del‐mundo‐segun‐forbes
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