Martes, 22 de junio de 2010 a las 12:44
La doctora Sonnett Ehlers muestra su invención, el condón 'anti violaciones' (Cortesía antirape.co.za).
(CNN) — La doctora sudafricana, Sonnett Ehlers, estaba de guardia una noche hace cuatro décadas, cuando una devastada víctima de violación entró al hospital. Sus ojos estaban sin vida, parecía un cadáver.
Cuarenta años después, nació Rape-aXe.
Ehlers está repartiendo los condones femeninos en varias ciudades sudafricanas donde se llevan a cabo los partidos de futbol de la Copa Mundial.
La mujer se inserta el condón de látex como si fuera un tampón. Hileras de ganchos cortados a manera de dientes dentro del condón se enganchan al pene del hombre al momento de la penetración, dijo Ehlers.
Una vez que está adherido, sólo un doctor puede quitarlo, y Ehlers espera que este procedimiento se realice en presencia de autoridades para poder efectuar su arresto.
"Es doloroso; el hombre no puede orinar ni caminar cuando lo tiene puesto”, dijo. “Si intenta quitárselo, se enganchará incluso más (…) pero no rasga la piel, y no corre el riesgo de que haya fluidos expuestos”.
Ehlers dijo que vendió su casa y su auto para iniciar el proyecto, y planea distribuir 30,000 dispositivos gratuitos bajo supervisión durante el periodo de la Copa Mundial.
"Consulté a ingenieros, ginecólogos y psicólogos para que me ayudaran con el diseño y nos aseguráramos de que era seguro”, dijo.
Después del periodo de pruebas estará disponible por dos dólares cada uno. Ella espera que las mujeres le informen al respecto.
"La idea es que las mujeres lo usen cuando salgan en una cita a ciegas o cuando vayan a algún lugar donde no se sienten cómodas”, dijo.
Ehlers, madre de dos hijas, dijo que visitó prisiones para hablar con violadores convictos para descubrir si hubieran pensado dos veces sus acciones con este dispositivo, y algunos dijeron que sí.
Los críticos alegan que el condón femenino no es una solución a largo plazo y hace que las mujeres sean propensas a una mayor violencia si los hombres quedan atrapados en el dispositivo.
También es una forma de “esclavismo”, dijo Victoria Kajja, socia de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades en Uganda. “Los temores que rodean a la víctima y el acto de usar el condón antes de recibir un ataque, representan un esclavismo al que ninguna mujer debería someterse”.
Kajja dijo que el dispositivo recuerda constantemente a las mujeres su vulnerabilidad.
"No sólo le da a la víctima una sensación falsa de seguridad sino también un trauma psicológico”, agregó. “Esto no ayuda a los problemas psicológicos que se manifiestan después de un ataque”.
Aún así, su ventaja es que permite que se haga justicia, dijo. Varias organizaciones de defensa de derechos que trabajan en Sudáfrica se negaron a hacer comentarios al respecto, incluyendo a Human Rights Watch y a Care International.
Sudáfrica tiene una de las tasas de violaciones más altas en el mundo, según el sitio web de Human Rights Watch. Un informe del Consejo de Investigación Médica de ese país, realizado en 2009, descubrió que el 28% de los hombres encuestados había violado a una mujer o a una niña; donde uno de cada 20 dijo que lo había hecho el año anterior, según Human Rights Watch.
En la mayoría de los países africanos, los encarcelamientos por violaciones no son comunes. Las mujeres afectadas no tienen acceso inmediato a atención médica, y las pruebas de la evidencia de ADN no son costeables.
"Las mujeres y las niñas que son víctimas de estas violaciones no reciben justicia, y son factores que contribuyen a la normalización de las violaciones y otras formas de violencia en la sociedad sudafricana”, dijo Human Rights Watch.
Ehlers dijo que las mujeres en Sudáfrica toman medidas drásticas para prevenir violaciones; algunas usan pantalones cortos extra ajustados y otras esconden navajas en esponjas dentro de sus partes privadas.
Los críticos han acusado a Ehlers de haber desarrollado un dispositivo medieval para combatir las violaciones.
“Sí, mi dispositivo puede ser medieval, pero es para combatir un comportamiento medieval que ha ocurrido desde hace décadas”, dijo. “Creo que se tiene que hacer algo al respecto, y esto hará que algunos hombres piensen dos veces antes de atacar a una mujer”.
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