2. La agresiva política imperial con la cual Estados Unidos busca salir de la grave crisis financiera, económica, política y moral en la que se hunde –y que ha sido la misma en la administración del demócrata Barack W. Obama que en la de su predecesor republicano George W. Bush–, hubiera requerido tener en México al frente del Estado a funcionarios patriotas, con una visión nacional de largo alcance y una concepción del Estado y de la legalidad –como acontece en varios países de América Latina– y no, como está aconteciendo, a un puñado de yuppies conservadores vinculados a las multinacionales, que de manera impune han hecho del país su botín personal para librarse a todo género de negocios sin importarles entregarlo a Washington y al capital trasnacional a fin de sobrevivir como gobierno, como está aconteciendo.
3. El significado del fraude de 2006 es ahora más evidente que nunca al conocerse mejor y en detalle el tenor de las relaciones de México con Washington, pues lo que acordó entonces Estados Unidos con Calderón fue respaldarlo para que se instalase en la silla presidencial, por muy descomunal que hubiese sido el fraude, a cambio de que el nuevo gobierno panista por un lado les entregara sin reservas el control de los recursos básicos del país, y de manera explícita el petróleo, y por el otro les permitiese una gestión más directa de las políticas internas de México para acelerar el desmantelamiento del Estado surgido de la Revolución Mexicana –aunque ambas cosas estuviesen de manera tajante impedidas por la Constitución de 1917–, por lo que los halcones washingtonianos impusieron a Calderón la estrategia de la seudo guerra “contra el narco”, a fin de alcanzar esos objetivos.
4. Los medios estadunidenses no ocultaron el sentido de la entrevista, y mientras la prensa oficialista mexicana insistía en que se trataba de ponderar las relaciones económicas, allá se señaló con claridad que era para analizar los
temas de seguridad(de Estados Unidos, naturalmente), y en particular para tratar lo relativo a la petición de que los agentes estadunidenses de todas las corporaciones que actúan ya en nuestro territorio estén en lo sucesivo armados, luego de la muerte del agente de Estados Unidos Jaime Zapata el 15 de febrero en la carretera federal 57, cerca de Ojo Caliente, en San Luis Potosí.
5. La presencia de Zapata, como la de otros cientos de agentes, de más de una docena de corporaciones gubernamentales estadunidenses, que campantes han actuado ejerciendo actos de autoridad en territorio mexicano, es como se sabe violatoria de la Constitución y de las leyes de nuestro país, pues ningún poder u órgano del Estado tiene facultades para permitirles actuar en México, ni mucho menos para negociar esto a nivel internacional. El cierre que hizo la FBI de esa carretera federal el 18 de febrero para
reconstruir los hechos, acontecimiento de extraordinaria gravedad, da cuenta de la ilegalidad y prepotencia con la que se está actuando.
nos sea más fácil hacer negocios en México, aludiendo a la entrega de la industria petrolera, mientras Calderón se enorgulleció en reiterar que uno de sus grandes logros es que la política exterior de México se halle ya por completo subordinada a la de Washington, como se ve en los acontecimientos del norte de África y del Medio Oriente, adonde ahora México avala plenamente la injerencia estadunidense.
Sitio especial de La Jornada sobre WikiLeaks
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