La obsolescencia programada es uno de los eufemismos empleados en economía para ocultar numerosas prácticas nefastas que sólo persiguen el beneficio de unos pocos. Como señala Annie Leonard en "La historia de las cosas", la obsolescencia programada “es la elaboración consciente de productos de consumo que se volverán obsoletos en el corto plazo por una falla programada o una deficiencia incorporada”. Este documental realizado por TVE nos muestra nuevas aristas y da cuenta de numerosos productos expresamente diseñados para que dejen de funcionar apenas se cumple la garantía.
¿QUÉ ES LA OBSOLESCENCIA PROGRAMADA?
Curiosidades cotidianas: Antes un frigorífico duraba treinta años, ahora seis. Unas medias de nailon prácticamente irrompibles se dejaron de fabricar. Ahora tenemos baterías que se ‘mueren’ a los 18 meses de ser estrenadas, impresoras que se bloquean al llegar a un número determinado de impresiones, bombillas que se funden a las mil horas… ¿Por qué, pese a los avances tecnológicos, los productos de consumo duran cada vez menos?
Qué es: la característica de fábrica que hace que los aparatos electrónicos sean programados para que duren un tiempo determinado.
Cuándo se inventó: durante la revolución industrial. El concepto se desarrolló entre 1920 y 1930. Antes, un empresario o sus suministradores de materia prima montaban su negocio con dinero familiar. Entonces los bancos les dijeron: “Amplíen su negocio, vendan más, yo les dejo el dinero”. Curiosamente, la banca tuvo también gran parte de culpa en esto.
Créditos al consumo: Ya tenían controlado todo el ciclo de vida del producto pero querían multiplicar esos intereses y decidieron acortar la vida de los productos. Así llegamos a los años setenta forjando las bases para que el 80% de la riqueza del mundo se concentraba en el 20% de la población. (Ahora se la reparten un 7%).
La fusión perfecta: Bancos que tienen empresas y empresas que tienen bancos: las multinacionales, que hacen que los productos duren menos y se vendan más.
Daños colaterales: Además de influir en la economía doméstica, también supone una sobre-explotación de los recursos de la Tierra y generación de residuos innecesarios.
En muchas ocasiones, con ayuda del marketing y la publicidad sustituimos algunos objetos por otros, no porque ya no funcionen, sino porque han pasado de moda.
En definitiva, se trata de manipular al consumidor para que se sienta valorado socialmente por contar con lo último en tecnología y realmente lo consiguen ya que han conseguido generar en el usuario esa necesidad de “lo nuevo” más allá del valor real del producto. Por ejemplo, Vodafone nos invita no sólo a esperar a que se averíen, “consumiremos”, como mínimo, uno nuevo cada año… y olvidando el peligro de contaminación que suponen
INVITA
Rodado en España, Francia, Alemania, Estados Unidos y Ghana, este documental hace un recorrido por la historia de una práctica empresarial que consiste en la reducción deliberada de la vida de un producto para incrementar su consumo porque, como ya publicaba en 1928 una influyente revista de publicidad norteamericana, “un artículo que no se desgasta es una tragedia para los negocios”.
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"Una mirada ciudadana a nuestra realidad"
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