Fecha: 18 de octubre de 2014, 9:43
Via BRUJULAMETROPOLITANA
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Tronar y crujir
René Delgado
Pese a la gravedad de cuanto dice Iguala, la clase política recurre de nuevo al arreglo cupular y bajo cuerda; a los primeros auxilios aplicados con espectacularidad pero sin resultado; a la negación de la cirugía de fondo y la terapia que exige la circunstancia; y al imprescindible control de daños a sus intereses particulares... no a los de la gente.
La cara de congoja de los políticos frente a los muertos y los desaparecidos no conmueve, mucho menos alivia el dolor. Enerva.
¿Por qué las elecciones, en un absurdo, arrojan por resultado la incertidumbre, la inestabilidad política, la inconformidad social y, luego, el fracaso de los proyectos económicos?
En la sencillez de la respuesta, su complejidad. Porque el desarrollo de la democracia y la economía exige ciertas condiciones fundamentales: seguridad pública, estabilidad política, certeza jurídica y paz social, entre otras. Condiciones de las cuales el gobierno y los partidos se desentienden porque lo suyo es ganar elecciones, posiciones y presupuestos, ni siquiera gobernar e impulsar proyectos. Por eso, de las condiciones necesarias sólo privilegian el proceso electoral.
La paz social y el orden público los han convertido en un asunto de bocas de fuego y de calibre, donde al final ni certeza tienen en manos de quién quedaron las armas y a quién apuntan. El gobierno y los partidos practican la simulación. Creen que, aunque no haya condiciones para consolidar la democracia, asegurar la economía y abatir la desigualdad social, basta con salvar las elecciones para que nadie se dé cuenta de lo que ocurre.
Por eso, hablar de Estado de excepción les escuece. Exhibe su fracaso y les tira el negocio electoral.
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No hay forma de calificar el asesinato, tortura y desaparición de estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa en Guerrero.No hay forma de calificar el secuestro y desaparición de 43 normalistas, en manos, además, de policías municipales, quienes supuestamente recibieron órdenes del propio Presidente municipal de Iguala para detenerlos y entregarlos a miembros del Cártel Guerreros Unidos.
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