Chilpancingo,
Gro. Profesores y estudiantes bloquearon ambos sentidos de la Autopista
del Sol durante siete horas, en protesta por el asesinato y secuestro
de estudiantes normalistas hace un mes en Iguala. Foto: La Jornada
Óscar G. Chávez http://lajornadasanluis.com.mx/2014/10/26/politica-y-sociedad/testimonios-de-ayotzinapa/
Isael,
egresado de la Normal de Ayotzinapa, de 25 años, comenta: Ayotzinapa a
mí me deja un dolor pero a la sociedad mexicana le deja una lección y le
está haciendo un llamado a organizarse a que ese ¡Ya basta! No se dé
sólo en silencio y quede guardado, nos invita a la organización, a la
unión. Ayotzinapa nos deja una última oportunidad, si no se responde
ahora no se responderá nunca; en el pasado las matanzas quedaron
impunes; las recientes también ¿dónde queda nuestro sistema de justicia?
Ayotzinapa es una víctima más y puede pasar en cualquier lado. No es
sólo Ayotzinapa, es todo México.
Efraín,
Jesús e Isael, tres jóvenes de veinticinco años, egresados de la
Normal Rural Raúl Isidro Burgosde Ayotzinapa, accedieron a una
entrevista con La Jornada San Luis y dar una serie de
testimonios que nos retrata cómo es la vida en Ayotzinapa y cuál es su
sentir como egresados de esa comunidad estudiantil en la que hace un
mes, la violencia generada por el Estado dejó luto e indignación.
Profesores
ahora, recuerdan su estancia en esa institución; Efraín recuerda: al
llegar el primer día me bajé en una caseta; es un cerro por el que tiene
que bajar uno, de escaleritas, más o menos a la mitad de ellas, casi al
llegar a la escuela hay una inscripción que dice: “Bienvenidos a lo
que no tiene inicio, bienvenidos lo que no tiene fin, bienvenidos a la
lucha eterna, algunos lo llaman necedad, nosotros lo llamamos
esperanza.” Alberto agrega: no se puede comparar con otra escuela, su
sistema es de internado; más que hacer amigos te vuelves hermano de tus
compañeros y cualquier cosa que tenga que tenga que ver con la Normal.
Entré por necesidad, vivo a tres horas de la capital –Chilpancingo–, no
sabía mucho de la escuela, tenía poca información porque tengo parientes
que egresaron años antes… Cuando llego a la Normal es cuando descubro
ciertas cosas que no sabía, aprendes a valorar a tus camaradas, a tu
familia, todo lo insignificante que a veces no ves; ahí es cuando te das
cuenta de lo valioso que es… Fue una experiencia que marcó mi vida y es
diferente tu juicio al salir de una normal rural.
Isael,
originario de Atoyac de Álvarez, nunca imaginó ingresar a esa
institución, “fue por recomendación de primos y familiares que yo llegué
ahí. Desde el momento en que llego bajo las escaleras; cuando bajo veo
algo extraño que difícilmente verás en cualquier parte del país: ves
lleno de murales, y no cualquier mural, sino murales que representan la
lucha de la sociedad mexicana, su lucha de clases”.
Aunque
las manifestaciones por parte de alumnos de la Normal, no son cosa de
todos los días, ya en años anteriores se habían dado algunas; el mismo
Isael comenta: en la Normal nunca se había dado un percance de tal
grado, de que se dan movimiento sí, pero se hacen de acuerdo a las
necesidades de la Normal, de ninguna manera se hacen por hacerse. Andar
en un movimiento estudiantil es desgastante, física y sicológicamente;
siempre estás pensando que tarde o temprano te van a llegar a desalojar,
golpear, sacar de la Normal; pero de que hubiera un crimen así, nunca
se había dado; represiones sí y sólo estaba como anécdota una represión
que se dio creo que en 1994: estaban en la parte alta de la caseta unos
compañeros de Hecelchakán, Campeche, cuando en ese tiempo la judicial
del estado disparó y asesinó a uno; Huycán Huycán se llamaba. Era lo más
dramático que se había vivido, que fueran a la Normal y asesinaran a un
compañero. No era precisamente de la Normal, pero se encontraba
apoyando dentro de ella.
Efraín
complementa: Cuando yo estuve participé en una manifestación, se dio
porque querían suprimir la licenciatura en educación primaria, dentro
del estado. Nosotros nos inconformamos porque creíamos que no era válido
¿cómo va a desaparecer una licenciatura en educación primaria? Luego,
en diciembre de 2011 balacearon a dos compañeros que perdieron la vida;
se alegó que los alumnos portábamos armas, no se encontró nada. Hubo 70
presos. Luego se vinieron vacaciones y no se dio a conocer tanto. Pero,
algo tan grave y doloroso como lo de ahora, nunca nos tocó vivirlo.
¿Cuándo
se habla de la situación en que se encontraba Guerrero en aquellos años
–los de Lucio y Genaro, década de los sesenta–, comparativamente hay
mucha diferencia con la situación que se vive en la actualidad? Se han
dado unos cambios –dice Isael– en el sentido que ya Guerrero no es visto
como el de una sociedad siempre callada; o aquel estado que se dejaba
de sus gobernantes. Recordemos que Lucio Cabañas no actuó por actuar, no
fue lo que él quería quizá. Lucio inicia la guerrilla, de manera casi
obligada; recuerdo testimonios de personas que vivieron aquellos años en
Atoyac de Álvarez, comentan que un 18 de mayo –no recuerdo el año–
[1967] se encontraba en la plaza en un mitin, a un lado de la escuela
primaria Juan N. Álvarez, lo iban a tomar prisionero. Llegan [los
judiciales] y se da una masacre donde mueren principalmente mujeres,
muchas embarazadas; de ahí sale Lucio escondido y es cuando se levanta
en la sierra. Cuando el Estado mata de esa forma a su gente, no le queda
otro camino que la lucha armada. Si Lucio hubiera querido en su momento
asesinar a Rubén Figueroa [el gobernador] lo hubiera hecho, pero ¿por
qué no lo hizo? Siento que estaba consciente que no era la manera de
hacerlo a través de violencia con violencia. Sin embargo en ese tiempo
lo orillaron a esto.
¿Pensaron en algún momento que se podía dar una represión de este tipo?
Sí,
dice Efraín, prácticamente lo esperamos dentro de la Normal, cada año:
académica, represión física en alguna marcha; sí se espera pero nunca
pensamos que pudiera ser de tan gran magnitud. Pero ahora se experimenta
impotencia, uno no está allá; no se puede hacer gran cosa para
apoyarlos. No es posible; ¿cuántos narcotraficantes andan libres por las
calles en Guerrero? Actualmente no se puede vivir allá, hay tanta gente
desaparecida y no sólo de la Normal. Lo malo es que muchas personas
todavía no reaccionan. Hacer una marcha no es un delito, dar una opinión
no lo es; ser pobre tampoco es un delito. Nosotros estamos totalmente
indignados y dolidos; madres de familia destrozadas por la pérdida de
sus hijos. No sabemos si están vivos o muertos; es peor la incertidumbre
a saber algo ya concreto. Padres de familia desesperados que no saben
si sus hijos están vivos o muertos, ya piden que les entreguen a sus
hijos como sea; la esperanza ya se ha perdido y muchos dicen que aunque
muertos, pero que se los regresen.
Está la posibilidad de que hayan sido asesinados ¿Cuál puede ser la respuesta de la sociedad si se llega a dar esta noticia?
Alberto,
al igual que la sociedad mexicana, tiene “la esperanza de que estén
vivos, que sólo estén desaparecidos; el gobierno está involucrado
totalmente con el narco, es lo que se maneja. La respuesta ya se está
viendo, se está movilizando, se está apoyando a la Normal. Es el
principio, todos queremos saber que pasó. Hay mucha impotencia al no
saber si están vivos o muertos. Hay apoyo en todo México y aún fuera de
aquí. ¡¿Qué espera el gobierno para dar la respuesta?!”
Guerrero,
dice Isael, está cansado de tantas masacres, asesinatos de dirigentes
sociales. ¿Las policías comunitarias gracias a qué surgen? A la
inacapacidad del gobierno, que dejó de hacer lo que le corresponde. Si
un gobierno no le da seguridad a sus gobernados y permite robos,
violencia, ¿quiénes lo paran? El pueblo. Si este gobierno no responde,
prácticamente lo que pasa en Guerrero se va a extender a toda la Nación;
ya no van a ser sólo la Costa Chica, La Montaña, quienes se estén
organizando para tomar las riendas; después va ser la misma nación. Si
un gobernante ya quedó rebasado, por dignidad debe renunciar; dejar el
cargo a alguien competente, que realmente quiera cambiar las cosas. En
Guerrero ni en PRI ni el PRD han cambiado las cosas; han hecho obra
social pero es su obligación hacerlo, por qué les vamos a dar las
gracias por eso. No sabemos qué va a pasar si realmente detienen a
Abarca, es la duda de todo el país.
¿Creen realmente que haya sido el crimen organizado o fue un asesinato de Estado?
Isael
afirma de manera concreta: como estudiantes no representamos oposición,
para ellos, de alguna manera; no le afectan los estudiantes. Para
nosotros lo que se dio fue un crimen de Estado.
Ante
los desgarradores sucesos ¿qué lección nos deja Ayotzinapa?
Indignación, dice Jesús; son prácticamente niños los asesinados.
Marcaron la historia de nuestra Normal. Es una lección para los
ciudadanos, que deben darse cuenta lo que realmente hace el gobierno.
Seamos conscientes de lo que está pasando en Guerrero, se quieren
resultados, no palabrería.
Para
Efraín queda “una profunda tristeza. Como egresado me gustaría decirle a
los padres de familia: hace unas semanas pasó en Guerrero, pero más
adelante puede pasar en cualquier parte; las represiones contra
estudiantes son cada vez más frecuentes. Es el momento para el cambio,
no es un llamado a levantamientos, sino a una revolución de pensamiento
en la sociedad. La impunidad seguirá existiendo en tanto el puerto no
reaccione”. Y cuestiona de manera enérgica: ¿Dónde está el presidente de
la república? No se ha ido a parar al estado; estos acontecimientos ya
sobrepasaron al estado y él debería afrontarla. ¿Tiene miedo o esconde
algo? ¡Queremos a los cuarenta y tres compañeros con vida!
“Es
necesario hacer patente nuestro agradecimiento a toda la sociedad
mexicana, incluida la comunidad estudiantil; Efraín comenta:
contrariamente a otras en las que se persiguen causas particulares,
donde se piden cobijas, láminas, dinero; no sé pide otra cosa que más
que justicia y el que aparezcan los cuarenta y tres compañeros”.
Concluye
Isael: Queremos que queda claro que no fue un enfrentamiento entre
normalistas y el crimen organizado, o las autoridades; no atacaron, no
llevaban resorteras o piedras; iban con sus novias, y otros mensajeaban,
cuando fueron directamente balaceados. Se dio un ataque directamente a
estudiantes normalistas, jóvenes de entre 17 y 22 años. Jóvenes que
tenían todo un futuro por delante, que eran la esperanza de familias de
bajos recursos, hijos únicos algunos. Esperanza única, esperanza que hoy
ha desaparecido.
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