Raymundo Riva Palacio
¿Pero porqué tanto interés por Ignacio Coronel, a quien llaman simplemente Nacho Coronel? Su biografía en el narcotráfico mexicano no toca aún las tres décadas, pero el sumario ejecutivo de un informe confidencial de la CIA abarca siete páginas a renglón cerrado. En él describe toda su organización, sus redes familiares, sus socios en la delincuencia organizada y menciona, con todas sus letras, los militares y policías que han estado en su nómina desde hace años. Vive entre Durango y Guadalajara, donde no es molestado.
Hace más de un año se narró en este espacio que Coronel inició sus actividades criminales a mediados de los 80’s, con apoyo logístico para la transportación de cocaína colombiana en Jalisco y Zacatecas, y que subió velozmente en las jerarquías del narcotráfico hasta que a fines de 2002 se convirtió en el operador financiero del Cártel de Sinaloa y el hombre que consolidó las importaciones de los precursores químicos desde el extranjero que se convirtieron en lucrativas drogas sintéticas para el mercado estadounidense.
Sin embargo, subrayando su discreción, su nombre no es el que figura públicamente asociado con las metanfetaminas, sino sus socios y compadres Joaquín “El Chapo” Guzmán e Ismael “El Mayo” Zambada, y su empleados, Juan José Farías Álvarez, “El Abuelo”, y Uriel Farías Álvarez, “El Paisa”, señalados como socios del empresario mexicano de origen chino Zhenli Ye Gon. Tampoco aparece en los documentos del Tesoro estadounidense donde menciona los laboratorios químico-farmacéuticos en Guadalajara, que importan pseudoefedrina como nadie, vinculados a Guzmán, y sobre los que se extiende un manto protector de algún sector del gobierno.
Pero Coronel está sobre de todos ellos. De acuerdo con un informe de inteligencia estadounidense, fue él quien encontró los proveedores en China –Ye Gon era uno de los presuntos intermediarios-, y abrió la ruta de importación desde la India, a través de vías alternas de contrabando que pasan por Sudáfrica, Costa de Marfil, Alemania, Hungría, Polonia, Chile y Argentina, para enviarlos por mar, desde Hong Kong hasta Manzanillo, y por avión, desde Alemania y Argentina, a la ciudad de México.
Según el informe, los embarques y contenedores en los que llegan los precursores siempre vienen con pedimentos falsos, lo que hace más difíciles detectarlos en los aeropuertos y puertos mexicanos, y cuenta con el apoyo de funcionarios mexicanos que se encuentran en su nómina. Otro informe de inteligencia establece que las áreas que tiene penetradas dentro del gobierno son Aduanas y las policías federales, cuya tensión interna entre los funcionarios corruptos y aquellos que quieren combatir la corrupción, ha dejado una estela de muertes relacionadas al mercado ilegal de las metanfetaminas.
De acuerdo con los informes de inteligencia estadounidenses, sus operaciones se extienden por la costa del Pacífico desde Michoacán, hasta Nayarit, Sinaloa, Sonora y Chihuahua, que es la ruta de las metanfetaminas. Desde 2003, señala el mismo informe, movió su operación de Guadalajara a Morelia, que coincide en tiempo la fractura en La Familia, el grupo que armó el Cártel del Golfo para enfrentar la embestida del Cártel de Sinaloa en Michoacán. Pero en 2008, añade, se empezó a ver a su equipo de seguridad personal en la parte sur de Durango. LEER LA NOTA COMPLETA
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