guerra irregulardel Departamento de Defensa de Estados Unidos (DdD) que opera bajo la rúbrica de
guerra al narcotráfico, como era previsible ve aumentar la presencia del aparato de seguridad imperial, al tiempo que se debilita su jurisdicción territorial, en especial en los estados norteños,
tan cerca de Estados Unidos. (ver
De Afganistán a México, La Jornada/27/7/11).
la decisión de Estados Unidos de ampliar su papel(sic) en la guerra al narco en México, ¿alentados porque con solo un voto en contra, la Comisión de Defensa del Senado mexicano cometió el error histórico de aprobar,
en lo general, el uso de los militares en tareas de
seguridad pública? El NYT cubre asuntos de máxima sensibilidad, como que (textual):
Funcionarios en ambos lados de la frontera dicen que se han diseñado nuevos métodos para dar la vuelta a las leyes mexicanas que prohiben que fuerzas militares y policiales extranjeras operen en territorio mexicano...
Quien ocupa Los Pinos, que según el diario pactó con Obama esta
ampliación, es algo
más que entreguista. Es un
más, grave en lo jurídico y constitucional. Además se nos detalla que
para dar la vueltaa nuestras leyes, se recurre al ingreso al país (como en Afganistán) de mercenarios que operan como
contratistasdesde
firmas de seguridadde Estados Unidos, de horrenda fama mundial por atrocidades contra la población. ¿Desde cuándo operan aquí?
asistencia de seguridada México desde la nómina del DdD es de ¡
decenas de millones de dólares!
Una analista de la Brookings afirma que
en México es de esperar que se cuestione la IM y se pregunte cómo se usa y gastan esos dineros. Y no sólo aquí. El cabildo militar y de la industria de la seguridad, es ducho en
persuadira senadores y diputados de los comités de Defensa, Inteligencia y Relaciones Exteriores, de allá. Y ¿de aquí también?.
Mientras Obama transgrede las Convenciones de Ginebra, realiza ejecuciones extrajudiciales y despliega fuerzas especiales en 120 países bajo su único mando adiestradas en operaciones clandestinas, al solicitar el ingreso a territorio nacional de esas fuerzas y de
contratistas, se hace patente el desapego constitucional y el endoso calderonista al Homeland Security en México, homologándonos además en materia de allanamientos, arraigos, espionaje electrónico, telefónico, etcétera, y de militarización de la seguridad pública, delegando de facto al Comando Norte la función de defensa nacional
mexicana.
Si Fox llevó a Pemex a un punto de venta; abrió los campos petroleros a firmas extranjeras y avaló con la ASPAN, la ampliación del perímetro de seguridad de Estados Unidos, ahora el boleto, además de dejar a Pemex como cascarón con la
reforma energéticade 2008, es legalizar y dar permanencia al estado de guerra, instaurar un régimen policial-militar y consumar, con el PRI, la transición de nación soberana a protectorado bajo la Homeland Security.
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