En Corto
José Luis Avendaño C.
Ping pong de la RL
Casi en la agonía de su administración (el 1 de septiembre, a la nueva
legislatura) el presidente Felipe Calderón presentó otro proyecto de reforma laboral, con carácter de preferente (contra reloj,
pues se tenía que aprobar en un mes). El plazo era el 31 de octubre,
pero el Senado se la devuelve a la Cámara de Diputados, que incluye lo
de la transparencia sindical, que éstos habían eliminado, para no hacer enojar a la cúpula sindical.
Algunos líderes obreros son, a la vez, diputados o senadores, y están allí para cuidar sus intereses cupulares. Representantes de una añeja estructura corporativa, que nació a la sombra del gobierno de la Revolución, que se deformó y degeneró hasta convertirla en una caricatura de espanto.
Los trabajadores, como clase, fueron los sacrificados en el altar de la estabilidad.
La reforma laboral tiene, claramente, dos componentes: una política y otra económica. La política redefine las relaciones obrero-patronales, al interior de la empresa o centro de trabajo, pero igualmente las relaciones de los trabajadores con el Estado, a través del sindicalismo corporativo, toda vez que nueve de cada 10 contratos colectivos de trabajo son de protección, a favor de los empleadores.
Lo de la transparencia sindical, que corresponde al voto directo y secreto en la elección de la dirigencia, y la rendición de cuentas de las cuotas sindicales, fue un señuelo,
pues sólo aplica para los gremios del apartado A y deja fuera a los del
apartado B (maestros y petroleros). Así como la democracia pasa por la
democratización de los medios, igualmente pasa por la democracia sindical. Como se ve, nuestra democracia es de queso gruyere, llena de huecos y asegunes.
El segundo componente de la RL es de índole económica, que se refiere a la negociación de las condiciones de contratación, tiempo (por jornada o por horas), ingreso (con o sin prestaciones) y despido, donde predomina la subcontratación, con el fin de aumentar la productividad del trabajo y competitividad. Los salarios en México son ya menores que en China.
Todo apunta a un ambiente dominado por la superexplotación y precarización, que va en sentido contrario a un mercado interno fuerte y, por lo tanto, al crecimiento económico. El resultado es que, a pesar de los islotes de prosperidad, es que seguiremos hundidos en la subordinación y el subdesarrollo. Es, también, una amenaza a nuestra existencia como Estado nacional. En este sentido, la RL es una contrarreforma.
Mientras
tanto, dos proyectos de reforma pendientes, desde el sexenio de Carlos
Salinas: la energética y la hacendaria, se encuentran, ya en el horno, hechuras del equipo de transición: la energética y la hacendaria. La puntilla a la independencia.
El presupuesto que viene
Casi
en la sobra, discretamente, se elabora el Presupuesto de Egresos para el
próximo año. El presupuesto –en qué y cómo se gasta— es complemento de
la Ley de Ingresos –de dónde y cómo se obtienen los recursos— que,
generalmente, son de tipo fiscal o impositivo, que vienen directamente
de la sociedad.
Esta
vez, último año de sexenio, le toca diseñarlo al equipo de transición
del presidente electo, junto con la Secretaría de Hacienda, que posee la
fotografía, o si se prefiere, la radiografía, de la economía mexicana.
La hechura presupuestal se da en un momento de incertidumbre por la
crisis. Una variable a considerar.
Existe
consenso que 2013 será un año difícil, según se desprendió de la
reunión bianual del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco
Mundial (BM), que se efectuó en Tokio, Japón. Todavía la economía
mundial no recuperará los empleos perdidos por la crisis (desde 2008).
Por su relación de dependencia (85 por ciento de su comercio atado a un
solo mercado, el estadunidense), se ve afectado por los vaivenes de EU.
El mismo presupuesto tiene su propia dependencia estructural: entre el 35 y 40 por ciento viene de las divisas por la venta de petróleo. Cualquier variación en su precio o en la estructura de Pemex –su privatización— le sustraerá recursos, que tendrá que resarcirlos y aumentarlos por la vía de la reforma fiscal, en sentido progresivo: que paguen los que tienen que hacerlo, y que ahora no lo hacen. Por eso, la reforma energética –apertura de Pemex— y la reforma fiscal van junto con pegado.
La mejor política social no es la que combate la pobreza, sino la que crea empleos dignos, más allá de que sean decentes, con salarios remuneradores, como señala la Constitución. Más que un acto de justicia, es la base para un crecimiento amplio y sostenido, y no como hoy, que es concentrado y excluyente.
¿Qué peso tendrán la educación, la innovación y la cultura? Ojalá ésta no tenga un sesgo de espectáculo tipo Televisa.
Cabezas
La economía es política, o no es economía. Detrás de cada cifra, de cada estadística, existe una persona o familia de carne y hueso, con nombres y apellidos. Que no se nos olvide a la hora de hacer cuentas.
Sobre la (contra)reforma laboral –de regreso en la mesa de los diputados—, Carlos Fernández-Vega (México SA, La Jornada, 19-10-2012) desgrana una serie de cifras sobre el mundo del trabajo
sobre el que se va aplicar: “más de 14 millones de mexicanos en la
economía informal; 13 millones de trabajadores sin contrato; 30 millones
con ocupación pero sin seguridad social; 6.7 millones que cuando mucho
obtienen un salario mínimo; 4 millones sin remuneración de ningún tipo;
sólo uno de cada tres en la economía formal…”
Según el Banco Mundial, la pobreza patrimonial pasó de afectar al 42.7 por ciento de la población en 2006 al 51.3 por ciento en 2010, y la alimentaria o pobreza extrema (miseria) pasó de 13.8 a 18.8 por ciento.
Otra
numeralia es el número de víctimas de la de la violencia que se ensañó
en el último sexenio. Conservadoramente, se habla de más de 60 mil
muertos y más de 10 mil desaparecidos, incluyendo los migrantes que
vienen de paso, rumbo a Estados Unidos. De Guatemala a Guatepior.
La gran mayoría, dicen las autoridades, son producto de los ajustes de cuentas entre las bandas del crimen organizado y cárteles de la droga. Una guerra impuesta por Estados Unidos a México –tierra de por medio—, que Calderón hizo de ella una cruzada personal, en una estrategia sin pies ni cabeza, pues debió comenzar y darle prioridad al combate de la red financiera del narcotráfico, incluido el lavado de dinero.
La Procuraduría General de la República (PGR) documenta mil 300 cabezas decapitadas, de 2007 hasta noviembre de 201 2, en una escalada en aumento: de 22 en 2007 a 443 en lo va de 2012. Chihuahua, Guerrero y Tamaulipas encabezan la macabra estadística. El objetivo es, dice la PGR, una estrategia “propagandística” y, obviamente, influir miedo (El Universal, 28-10-2012).
La docena tragicómica
Continúan desgranándose cifras que dan cuenta del sexenio calderonista y, también, de la docena panista, si se incluye el de Vicente Fox. No cabe duda, una docena tragicómica, más trágica que cómica, porque lo que se dijo lo dijeron en serio. La economía es un ejemplo.
Tres de cada 10 personas, al mes de septiembre, obtuvieron su ingreso de actividades informales, sin un ingreso fijo ni prestaciones,
como acceso al seguro social, reporta el Instituto Nacional de
Estadística y Geografía (INEGI). De 48.4 millones de la población
ocupada, 14.2 millones se encuentran en la informalidad. La población económicamente activa (en edad de trabajar) suma 51.5 millones. Junto con la subocupación, se explica que la tasa de desempleo oficial sea de 5.01 por ciento (La Jornada, 20-10-2012).
A manera de comparación, la tasa de desempleo en España es de 25 por ciento. Aquí, en México, hay tomar las cifras con reservas, pues si una persona declara que trabaja, al menos, tres horas a la semana, se le considera, una persona ocupada. Si no fuera por esa magia estadística, seguramente la tasa de desempleo sería similar o más que de España, la rescatada.
El codiciado oro negro
Las riquezas del subsuelo mexicano, desde hace 520 años, siguen siendo codiciadas. Es el caso del petróleo, no por nada llamado oro negro.
En su columna Bajo la lupa,
Alfredo Jalife-Rahme aborda la próxima elección presidencial en Estados
Unidos, el 6 de noviembre, en la que el republicano puede ganar el voto
electoral Mitt Romney, pero no llegar a la Casa Blanca, al no tener los
votos suficientes del colegio electoral (en función del número de
habitantes de cada uno de las 50 entidades de EU), votos en los que
tiene ventaja el demócrata Barack Obama, quien busca su relección por
cuatro años más.
“El
expresidente James Carter ha llegado a fustigar el sistema electoral de
su país como uno de los peores del mundo, que contrasta con el de
Venezuela al que considera el más perfecto del mundo”.
A
pesar de que México y América Latina no fueron citados explícitamente
en los debates por la presidencia, Romney, al abogar, en el segundo
debate, por la independencia energética de EU, propuso “a los energéticos de América del Norte como vialidad redentora”. Los recursos energéticos (agua, electricidad, gas y petróleo) de Canadá y México dentro de la agenda de seguridad económica y plan hegemónico de Estados Unidos, como corresponde a su visión mesiánica –imperialista— a la que no renuncian ambos candidatos.
Para enfrentar la competencia comercial de China, que ve como una amenaza, Romney llama a crear una amplia zona de maquila en toda América Latina.
“En fechas recientes ha sido la tónica en la prensa anglosajona –en particular, la revista británica The Economist,
portavoz del modelo neoliberal y muy cercana a los intereses de los
banqueros Rothschild– contrastar a China con México en términos de la mano de obra barata en la manufactura. Palabras más menos: México está por desplazar a China como principal centro manufacturero del outsourcing (deslocalización) de EU cuando la brecha laboral se ha reducido en detrimento del gigante asiático” (La Jornada, 28-10-2012).
Malo, si pierde Obama
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Obama y Romney
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Después de grandes expectativas que generó, la gestión de Barack Obama resultó decepcionante. Al margen de ideologías (la diferencia entre demócratas y republicanos es tanta como la existe entre la Pepsi Cola y la Coca Cola, como se aprecia en política exterior), la carta de presentación de Obama fue, también, su limitación y obstáculo: ser un político ajeno a los intereses de la doble W: Washington-Wall Street.
La
realidad, a través de la recesión –la crisis del capitalismo más
profunda desde la Gran Depresión (1929-1933)—, representó, no sólo para
él, un duro aprendizaje, pero sin el tiempo suficiente para establecer
acuerdos sacar las reformas sociales que le interesaban (la de salud y
la migratoria), en una sociedad –como muestra el movimiento Ocupa Wall Street— que es profundamente desigual. Y es que, sin más, en las crisis se agudizan las contradicciones del sistema.
Al rescatar a los banqueros –a los de Wall Street y no a los de Main Street, la gente común de la calle— y al sector automotriz, quedó en el aire el mito de que lo que es bueno para General Motors es bueno para Estados Unidos. La recuperación no ha sido tan sostenida para generar los empleos necesarios y recuperar lo perdido desde fines de 2007.
Por
eso, en Estados Unidos, el 6 de noviembre se votará, no con el corazón,
ni siquiera con el hígado, sino con el estómago. Y es que para una gran
parte de la población, lo que antes era posible, ahora no lo es: el ascenso social, tan siquiera a la clase media.
El 24 de octubre, Mark Weisbrot, economista del Centro de Investigación Económica y Política (CEPR, por sus siglas en inglés): “Los americanos (estadunidenses) estarán peor si Obama es derrotado”, a partir de una pregunta de campaña pronunciada de Ronald Reagan, en 1980: “¿Están ustedes mejor que hace cuatro años?”
Ahora llega Mitt Romney, en la tradición reaganiana, de ganar la presidencia en base a una debilitada economía en los últimos años. Pero, afirma Weisbrot, el presidente Obama no creó la crisis, sino que la heredó, a partir de una burbuja inmobiliaria de ocho trillones (millones de millones) de dólares, y que todavía afecta a miles de familias.
La
cuestión, hoy, es si la Administración Obama ha hecho lo suficiente
para revertir la situación y, más importante –dice Weisbrot—, si Romney
lo haría mejor. El estímulo económico federal únicamente ha
representado apenas una quinta parte del gasto privado (familias y
empresas) perdido en 2009-2010, y la mitad de ese estímulo quedó
cancelado por las restricciones de los gobiernos estatales y
municipales.
De
cualquier manera, el paquete federal ha creado, aproximadamente, 13
millones de empleos, y el rescate de la industria automotriz –al que se
opusieron Romney y el Partido Republicano—, salvó otros 2.5 millones de
empleos. Además, los legisladores republicanos recortaron 100 billones
(miles de millones) de dólares del paquete federal destinado a los
gobiernos estatales y municipales, que hubiera permitido salvar a otros
millones de empleos, incluidos los de maestros y bomberos. En el lado
positivo, la reforma del sistema de salud ha ayudado, hasta ahora, a
decenas de millones de estadunidenses.
La pregunta, entonces, es si la gente “estará mejor dentro de cuatro años si el presidente Obama pierde”. A la vez que el republicano quiere hacer tabla rasa de la seguridad social,
Romney planea elevar el gasto militar en dos trillones dólares a lo
largo de la próxima década, en un momento en que el país está cansado de
tantas guerras de intervención. Éstas no son políticas que harán que los estadunidenses mejoren en los siguientes cuatro años”.
Aquí habrá que recordar lo que David Brooks escribió en su columna American Curios:
“Las estadísticas pintan de luto
al país. De los 8.7 millones de empleos perdidos en la gran recesión de
2007 a 2009, sólo se han recuperado la mitad, y gran parte de ellos son
con salarios y beneficios inferiores. Jóvenes con estudios
universitarios regresan a la casa de sus padres no sólo por no encontrar
empleo (la proporción de jóvenes de 20 a 24 años en la fuerza laboral
está en su punto más bajo desde 1972), sino con deudas de decenas de
miles de dólares por una educación que vale nada ante un futuro anulado.
Uno de cada siete hogares padece hambre (el número más alto jamás registrado en décadas posguerra). El número de pobres marca nuevos récords mientras los programas de apoyo social se reducen. Los gobiernos estatales y municipales están cerrando escuelas y hospitales (pero siguen abriendo cárceles)
por falta de presupuesto. Por primera vez, la expectativa de vida
promedio de los trabajadores blancos pobres se ha desplomado cuatro
años.
“Ante todo esto, varios economistas prominentes, como el premio Nobel Joseph Stiglitz, declaran muerto el sueño americano a causa del maldito mal: la cada vez más extrema desigualdad en riqueza. La crisis mata angelitos por todas partes.
“Del otro lado de este mar de miseria se reveló lo que todos sabían, pero no con nombre y apellido: los más ricos se hicieron aún más ricos” (La Jornada, 24-9-2012).
Galeano y las mujeres
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Amalia Solorzano, Lazaro Cárdenas y su hijo |
Al recibir, el 23 de octubre, el premio “Amalia Solórzano de Cárdenas” 2012, Eduardo Galeano se refirió a las mujeres luchadoras, con algunos pasajes de sus libros, comenzando por la propia esposa de Lázaro Cárdenas, quien simboliza a las mujeres mexicanas. No por nada, compartió el premio con Marta Lamas, antropóloga de una larga trayectoria en la defensa de los derechos humanos –sociales y reproductivos— de las mujeres.
Recordó Galeano que, producto de la Revolución Francesa, la declaración de los derechos del ciudadano excluyó a las mujeres. Por eso, Olympia de Gouges propuso la declaración de los derechos de la mujer, y esto le costó la cabeza. El mismo Galeano, en Los hijos de los días (Siglo XXI editores. México. 2012) habla de ella en el apartado La guillotina:
“No sólo los hombres perdieron la cabeza por ella.
“También hubo mujeres, que la guillotina mató y olvidó, porque no eran como la reina María Antonieta.
“Tres casos ejemplares:
“Olympia
de Gouges fue decapitada por la revolución francesa en 1793, para que
no siguiera creyendo que también las mujeres eran ciudadanas;
“en 1943, Marie-Louise Giraud marchó al patíbulo, en París, por haber practicado abortos, actos criminales contra la familia francesa;
“mientras
al mismo tiempo (3 de noviembre), en Múnich, la guillotina cortaba la
cabeza de una estudiante, Sophie Scholl, por distribuir panfletos contra
la guerra y contra Hitler.
—Qué pena –dijo Sophie—. Un día tan lindo, con este sol, y yo me tengo que ir
Solamente esta vez, Agustín Lara
Mujer, Noche de ronda, María bonita, Azul, Piensa en mí, Solamente una vez…
Natalia
Lafourcade, Eugenia León, el barítono José Adán Pérez y el pianista
Enrique Nery, bajo la dirección escénica de Lorena Maza, se reúnen en
una noche bohemia y/o romántica, para cantar las canciones del flaco de oro, de este músico poeta, rumbero jarocho, como lo llama la Eugenia.
Lafourcade acaba de presentar su quinto disco: Mujer divina, en el que la joven intérprete le rinde homenaje a Lara, con nuevas versiones de su música.
La cita es el miércoles 31 de octubre, a las 20 horas, en el Teatro de la
Ciudad “Esperanza Iris”, Donceles no. 36, Centro Histórico.
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