Se toma más refresco, las mejores frutas y verduras se van para EUA y Canadá, y aqui se mal come, resultados: niños en riesgo, obesidad, desnutrición, diabetes, cancer, problemas cardiovasculares.
Naciones Unidas expuso que para 2017 la atención a diabéticos generará en México gastos por 5,600 millones de dólares anuales
CIUDAD
DE MÉXICO, 7 de marzo.- La Organización de las Naciones Unidas (ONU)
alertó que entre 1992 y 2002 se duplicó el consumo de Coca-Cola en los niños mexicanos, lo que ocasiona graves problemas de sobrepeso y desnutrición.
Durante la presentación del informe Derecho a la Alimentación
en México, Olivier de Schutter, relator especial de la ONU, explicó que
el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá provocó en nuestro país el incremento en la disponibilidad y en el consumo del refresco.
Simultáneamente, resaltó, México empezó a enviar su mejor
producción de vegetales hacia los países del norte, donde se paga mejor
la producción.
Lo anterior, sumado a la mayor disponibilidad de alimentos
procesados, provocó que los mexicanos tuvieran una dieta muy
desbalanceada con “comidas con alto contenido en grasas, sal y azúcar”.
De Schutter afirmó que el desequilibrio en la dieta, el
sobrepeso y la obesidad ocasionan enfermedades como la diabetes, el
cáncer y los padecimientos cardiovasculares.
Insistió en que los impactos ya empiezan a sentirse y que
para el año 2017 México gastará alrededor de cinco mil 600 millones de
dólares al año sólo para atender los casos de diabetes.
“Esto es el resultado de políticas públicas que no han tomado
en cuenta esta dimensión de salud y de nutrición al formular las
políticas agrícolas”, señaló De Schutter.
Agregó que, a pesar de que el gobierno federal ha
desarrollado acciones que han funcionado para reducir la pobreza, para
hacer efectivo el derecho a la alimentación aún falta apoyar
decididamente a los pequeños productores agrícolas, muchos de ellos
indígenas, a quienes se les descuidó por apoyar únicamente a los grandes
agricultores comerciales.
La ONU resalta estragos por la coca-colonización
Advierte que en una sola década, tras la puesta en marcha del
TLC, se duplicó en México el consumo de refrescos entre la población
infantil y se contrajo la ingesta de frutas
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) advirtió ayer
que el Tratado de Libre Comercio (TLC) ha tenido consecuencias adversas
para la salud de los mexicanos, sobre todo para la población infantil,
pues en una sola década se duplicó el consumo de refrescos entre los
niños, al mismo tiempo que se redujo la ingesta de frutas y verduras.
Para Olivier de Schutter, relator especial de la Organización
de las Naciones Unidas sobre Derecho a la Alimentación, el tratado
comercial entre Estados Unidos, Canadá y México provocó en nuestro país
un aumento en la disponibilidad y consumo de bebidas gaseosas, con el
consecuente agravamiento de los problemas de sobrepeso y diabetes.
Desde la entrada en vigor del TLC, en 1994, “hemos visto que
las inversiones de las empresas agroalimentarias de Estados Unidos a
México han aumentado de un cinco a un 10 por ciento al año, y parte del
resultado de eso es que el consumo de Coca-Cola entre los niños
mexicanos se duplicó entre 1992 y 2002”, detalló el diplomático durante
la presentación del Informe sobre el derecho a la alimentación en
México.
Dijo que se trata de una bebida que puede encontrarse hasta
en “el último rincón y pueblo del país”, pasando por regiones marginadas
y estados tan diversos como Guerrero, Nayarit, Oaxaca, Sonora, Chihuhua y Tamaulipas.
Simultáneamente, según
De Schutter, México empezó a enviar su mejor producción de vegetales
hacia los países del norte y esto, sumado a la mayor disponibilidad de
alimentos procesados, provocó que los mexicanos adoptaran una dieta muy
desbalanceada.
“Lo que
sucede en México, como en muchas otras naciones, es que cada vez más,
las frutas y verduras se están exportando a los mercados de alto valor
—Canadá y Estados Unidos— y la población mexicana tiene dietas menos
nutritivas, hechas de comidas muy procesadas con alto contenido en
grasas, sal y azúcar”, afirmó De Schutter.
Por ejemplo, en Baja California Sur,
la mejor producción de fresas, papayas y otras frutas producidas en
forma orgánica se va al mercado norteamericano, donde se paga un precio
mucho mejor por ellas que entre los consumidores mexicanos.
De acuerdo con De Schutter, lo que ocurre en nuestro país es
un cambio radical en los hábitos alimenticios que está pasando también
en otras economías emergentes y “que los nutriólogos llaman
coca-colonización”, dijo.
De Schutter recordó que este proceso de cambio de hábitos
alimenticios ha generado en México simultáneamente una situación donde
hay altos niveles de sobrepeso y, por otro lado, graves problemas de
desnutrición.
En ese sentido recordó que el 70 por ciento de la población
adulta padece sobrepreso, a su vez Gonzalo Hernández Licona, secretario
ejecutivo del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de
Desarrollo Social (Coneval) recordó que en 2010, 24 por ciento de la
población sufrió pobreza alimentaria.
Por su parte, Pedro Torres,
director del Frente Democrático Campesino de Chihuahua recordó que la
inseguridad alimentaria “ha aumentado en forma dramática pues en el 2006
afectaba a 14.8 millones de personas y ya para el 2010 afectaba a 19.5
millones de personas”.
Habló de que uno de cada tres niños indígenas en México sufre
de malnutrición crónica y dijo que hay situaciones muy graves en varias
regiones como es la Sierra Tarahumara donde “la entrega de despensas
está muy por debajo de las necesidades, atiende sólo la emergencia a
corto plazo”.
Más vale prevenir...
De Schutter aseguró que los efectos del desequilibrio en la
dieta y del sobrepeso y la obesidad son enfermedades como la diabetes,
el cáncer y los padecimientos cardiovasculares.
Insistió en que los impactos ya empiezan a sentirse y que
para el 2017 México gastará alrededor de cinco mil 600 millones de
dólares al año sólo para atender los casos de diabetes.
“Esto es el resultado de políticas públicas que no han tomado
en cuenta esta dimensión de salud y de nutrición al formular las
políticas agrícolas” señaló.
Dijo que aunque el gobierno federal ha desarrollado políticas
que han funcionado bien para reducir la pobreza y mejorar el acceso a
los alimentos en México, para hacer efectivo el derecho a la
alimentación, aún falta apoyar decididamente a los pequeños productores
agrícolas, muchos de ellos indígenas, a quienes se les descuidó por
apoyar únicamente a los grandes agricultores comerciales.
Para De Schutter, la única forma de garantizar la
disponibilidad de alimentos de calidad para toda la población mexicana,
no sólo para la que vive en las grandes urbes, es impulsar a los
pequeños productores nacionales y ayudarles a tener mejores sistemas de
distribución.
“Se tiene que reconstruir el sistema de alimentos locales,
vinculando a los productores locales con los consumidores nacionales,
proveyendo a las poblaciones de alimentos frescos y nutritivos, y al
mismo tiempo aumentando los ingresos de los agricultores locales” dijo.
Expuso que aunque el gobierno federal tiene estrategias
eficaces para apoyar a los grandes agricultores comerciales en México,
los pequeños quedan a la deriva “esos pequeños productores necesitan
acceso a los mercados locales”.
Nadie bebe más que los mexicanos
Un mexicano consume cada año, en promedio, 163.3 litros de
refresco, mientras que un estadunidense toma 118.1 litros, de acuerdo
con un estudio de la Universidad de Yale. Les siguen los chilenos con
116.2 litros, los brasileños con 89.1, los colombianos con 65.3 y los
peruanos con 55.7
“La principal razón de que seamos el consumidor número uno de
refrescos en el mundo es una falta total de regulación de publicidad y
de campañas de orientación alimentaria”, afirmó Alejandro Calvillo,
director de la organización El Poder del Consumidor.
Al referirse al informe presentando ayer por el relator
Especial de la ONU sobre el Derecho a la Alimentación, Olivier de
Schutter, quien advirtió que el aumento del consumo de refrescos es uno
de los mayores deterioros de la alimentación que se ha sufrido en
México, Calvillo dijo que las empresas refresqueras se han logrado
posicionar hasta en las comunidades más pobres del país, consiguiendo
desplazar, incluso, el consumo de leche y atole.
De hecho, un reciente estudio de El Poder del Consumidor
destaca que en la última década el consumo de refrescos creció 60 por
ciento entre las familias de más bajos recursos.
“La gente en México está gastando más en refresco que en
frijol, por ejemplo, y esto se agudiza mucho con el Tratado de Libre
Comercio, lo que nos refleja una situación del abandono de la seguridad
alimentaria en el país”, expuso Calvillo.
El activista señaló que éste es un fenómeno que se está
presentando en todo el país, pero que es más grave en las zonas rurales,
ocasionando además de un severo problema de obesidad y sobrepeso, otro
de desnutrición y anemia.
De acuerdo con el Centro de Investigación en Nutrición y
Salud del Instituto Nacional de Salud Pública, bebidas como el refresco
aportan el 21 por ciento de las calorías que se consumen en todo el día,
cuando lo recomendado es que sólo aporten el 10 por ciento, lo explica
su contribución a la obesidad.
Pero además, el alto consumo de refrescos está ligado también a problemas de desnutrición en zonas rurales y marginadas.
“Entre los más pobres, el consumo de refrescos no sólo se
asocia con la obesidad, que es clarísimo; hay estudios científicos que
demuestran que se asocia con anemia”, insistió Calvillo.
Chiapas, relató, es un foco rojo, pues se ha encontrado a
mujeres dando de beber refresco en mamilas a sus bebés, entre otros
motivos, por la falta de acceso a agua potable.
En comunidades indígenas de Guerrero, mientras tanto, El
Poder del Consumidor encontró que hasta 70 por ciento de los niños de
primaria de la región toman refresco en el desayuno, y sólo 20 por
ciento leche.
En este contexto retomó la propuesta de la organización que
dirige y que ha venido trabajado sobre este tema desde hace seis años,
de establecer impuestos a los refrescos, mismos que deberían ser
destinados, explicó, a la introducción de bebederos en las escuelas.
Según la propuesta, con un 20 por ciento de impuesto a los refrescos se reduciría el consumo hasta en un 24 por ciento.
ve este video: El Mago de la Verdad
http://youtu.be/My5-GnxWLOI
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