Pero esta vez entró rodeado del amor de su pueblo, que enarboló su derecho a vivir en paz y demanda ahora justicia por el crimen. Es lo que reconoció Joan Jara al expresar en su despedida: “Tras su horrorosa muerte se congeló el tiempo y nuestra memoria guardó para siempre intactos los recuerdos de una vida compartida abrazadas por su cariño, ternura y alegría de vivir. Sus canciones nos ayudaron a soportar su ausencia, hoy su cuerpo destrozado por la tortura y el metal volverá a la tierra envuelto en el amor de sus hijas y su mujer, y en el enorme amor de su pueblo”.
A la cabeza de la marcha estuvo la Juventud Comunista, protagonista de una jornada en que gran parte de los asistentes eran también jóvenes que junto a los mayores coreaban una a una las canciones de Víctor durante las cuatro horas que duró el recorrido desde la Plaza Brasil, donde se encuentra el Galpón Víctor Jara, hasta el Cementerio General. No hubo despliegue de fuerza policial ni provocación alguna de parte de carabineros, otro hecho inusitado que permitió que las familias con bebés y niños pequeños pudieran continuar el trayecto sin problemas, lo que no ocurre en Chile en ninguna otra manifestación callejera ni menos en las marchas de conmemoración del 11 de septiembre, en que el gas lacrimógeno termina siempre ahogando a los manifestantes.
Emoción pura
Esta tarde las lágrimas no eran por el gas. Era emoción pura, nacida de escuchar, por ejemplo “yo no canto por cantar”, el himno de Víctor entonado por miles de voces (una estimación habla de 12.000 asistentes y carabineros, de 6.000) en marcha cruzando el puente del río Mapocho tras la carroza cargada de flores, o de ver la estrella blanca gigante y los colores de la bandera chilena llevados por decenas de jóvenes con cuerpos pintados enteros de rojo, blanco o azul. Hubo artistas conocidos y desconocidos, grupos musicales famosos y conjuntos de población. Muchos artistas con guitarras cantaban en medio de la marcha.
Las pericias dispuestas en julio de este año por el juez Juan Eduardo Fuentes determinaron que él fue asesinado con 44 impactos de proyectiles en el cráneo, tórax, abdomen, piernas y brazos, después de ser torturado. Los resultados fueron conocidos por la familia sólo en noviembre. Comunicadores cercanos a la Fundación me contaron que cuando Joan Jara recibió los restos del artista reveló que ella y Víctor tenían el compromiso de que si cualquiera de los dos moría antes, tendría un funeral como se estila en el campo, donde duran tres días, y que sería muy alegre, con música y bailes. A la cabeza de la fundación que lleva el nombre de Víctor Jara, Joan decidió cumplir la promesa y brindarle a su compañero el homenaje que merecía, para mostrar que Víctor en verdad está vivo. Y para mostrar que todos, aún, estamos vivos.. Algunas de sus canciones: Te recuerdo Amanda, Vamos, Ni chicha ni limonada
Su canción: Manifiesto:
Yo no canto por cantar
ni por tener buena voz
canto porque la guitarra
tiene sentido y razon,
tiene corazon de tierra
y alas de palomita,
es como el agua bendita
santigua glorias y penas,
aqui se encajo mi canto
como dijera Violeta
guitarra trabajadora
con olor a primavera.
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