El autor de esta columna es un ciudadano como todos los preocupados por el desastre ético, político, económico, social y cultural en que se debate nuestra Nación.
Desde la propia etapa armada de la Revolución, algunos caudillos y caciques oportunistas convertidos en políticos envilecidos por el poder, anteponiendo sus intereses personales a los de la Nación y olvidándose de defender lo mejor de los principios que finalmente se plasmaron en la Constitución Política de 1917, pervirtieron el propósito de entregar al pueblo su mensaje de paz y justicia social.
Su inmoralidad permitió que se infiltraran en la colmena revolucionaria quienes suspiraban todavía por un emperador europeo, por imponer la ideología nazi-franquista o por cobijarse en la bandera de las barras y las estrellas.
Con sigilo, aquellos que entonces soñaban con entronizar el anticristiano capitalismo en toda su descarnada injusticia, son quienes desgobiernan ahora el país.
Agazapados en los partidos que echaron a la basura sus principios ideológicos para convertirse en simples trampolines del dinero, los traidores a la Patria se adueñaron del poder y desde allí han estado entregando al extranjero y apropiándose del patrimonio social que tanto esfuerzo había costado consolidar dejando al pueblo en la miseria, hundido en la ignorancia y sepultado en la enajenación babeante que difunden los medios masivos de información bajo su control, especialmente el monopolio televisivo.
Ante este panorama desolador que pareciera no tener salida, se levanta la voz de un mexicano que, inspirado en la tenacidad y la solidaridad que con los de abajo demostraron José María Morelos y Pavón, Benito Juárez García, Lázaro Cárdenas del Río y quienes con ellos lucharon, ha recorrido el país en cada uno de sus 2,456 municipios para captar las graves carencias, registrar las múltiples quejas y participar del dolor del pueblo mexicano, pero también para llevar un mensaje de honestidad, austeridad y democracia que reanime la eterna esperanza de redención del indígena, del pequeño agricultor, del obrero, del artesano, del artista, del empleado, del estudiante, del maestro y, en fin, de los trabajadores de buena voluntad, para diseñar con todos ellos el renacimiento de un México justo, libre y soberano.
Esa voz es la de Andrés Manuel López Obrador, a cuya lucha me adherí tentativamente desde que en la “Asamblea de comités municipales del gobierno legítimo de México” celebrada en el Zócalo de la capital de la República el Domingo 25 de Julio pasado, en la que se ratificó el lema “por el bien de todos, primero los pobres”, convocó al pueblo para participar a partir de ese momento, en un movimiento desde abajo y sin sujeción a partidos políticos, para organizarse con vistas a la campaña por la presidencia de la República del 2,012.
He seguido el rastro de la actividad política de López Obrador desde hace muchos años y tengo amplia información sobre el particular, pero a partir de ese momento empecé a recopilar la oficial de su movimiento. He leído lo esencial, especialmente su libro “La mafia que se adueñó de México... y el 2012”, el documento a discusión “Proyecto alternativo de Nación” y el órgano informativo “Regeneración” - inspirado en el de los hermanos Flores Magón- encontrando coincidencias básicas entre mi ideología y la que en ellos se plantea y en particular en lo que se refiere a la táctica inteligente y por tanto no violenta -a la manera del Mahatma Gandhi, a mi juicio el más grande político de todos los tiempos- basada en la “revolución de las consciencias para construir la nueva República” que asegure el arribo de la ansiada justicia social, razón por la que hoy confirmo mi adhesión al movimiento.
También quiero puntualizar que no pertenezco a partido político alguno. Soy un ciudadano al corriente en mis obligaciones ante el Estado y por tanto en plena capacidad de ejercer mis derechos civiles.
Participaré orgánicamente en la medida de mis posibilidades en todo lo que enriquezca el propósito, tal como se lo expresé a la compañera Nora Ruvalcaba -quien amablemente me ha dado valiosas orientaciones- pero mi compromiso básico consiste en apoyar el movimiento realizando mi propia campaña personal, desde abajo, para contribuir al triunfo de la causa que es la causa de México, tal como lo solicitó el compañero Andrés Manuel López Obrador.
¡Por el bien de todos, primero los pobres!
México, América Latina
netz_mx@yahoo.com.mx
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