La policía estatal de Puebla me encarceló por preguntar: ¿Por qué se los llevan?
Al menos en el municipio de Huitziltepec, los operativos estatales crean más problemas de los que resuelven. Aquí en este rincón de la mixteca poblana, se ha dejado sentir la prepotencia y el amedrentamiento contra la población, enfocado especialmente contra los jóvenes. Los catean, los tratan como delincuentes, los amenazan, los agreden, los encarcelan.
Hace algunas semanas, en uno de esos operativos, los policías estatales, en pleno centro del pueblo, rodearon a un grupo de jóvenes, los trataron como delincuentes, los catearon, los interrogaron y como uno se negó a ser revisado lo encarcelaron. ¿Por qué los jóvenes no confían en la policía? ¿Por qué cuando llega la policía no se sienten protegidos, sino miedo a ser agredidos?
Entre la población, entre los jóvenes, comentan, hablan, murmuran su coraje contra la policía; pero nadie se atreve a expresarlo abiertamente. El rechazo y la indignación contra los abusos de la policía crecen día a día.
Algunos integrantes de la EAEZ somos compañeros de la mayordomía que organiza la peregrinación a pie a la Villa de Guadalupe, en la ciudad de México. El pasado 10 de marzo se llevó a cabo la entrega-recepción de esa joven mayordomía. Como es el costumbre, hubo comida y bebida en la casa de quien la organizó en febrero de este año; de ahí llevamos en procesión las imágenes guadalupanas (escultura en piedra y pinturas) a la casa del nuevo organizador.
Después de convivir y con beber, salimos de la casa del nuevo mayordomo, rumbo a casa. En el trayecto nos encontramos con varias patrullas, con policías fuertemente armados. Los policías estaban alegando con un grupo de jóvenes que se encontraban tomando cervezas frente a su casa.
Un alumno, de la EAEZ, Leonel Centeno Martínez (quien lee semanalmente la revista Proceso y otros medios informativos; quien está plenamente informado de la situación de guerra civil no declarada que se libra en todo el territorio nacional; quien está enterado de los operativos acordados por la Conago, como estrategia para enfrentar esta guerra; quien, desde la cima del Tepeyac, hace un mes, se hermanó con el dolor de los familiares de la 60 000 víctimas; quien está hasta la madre de la violencia institucional) expresó en voz alta “Puercos”.
Inmediatamente una patrulla estatal aceleró y lo alcanzó, le cerró el paso. Bajaron los estatales, le propinaron una bofetada, lo subieron a la patrulla, trasladándolo a la comandancia municipal.
Otro de los jóvenes, Juan José Ramírez, quien ha sido alumno de la EAEZ alcanzó la patrulla y le preguntó a los estatales que porqué se llevaban a Leonel; los policías, en lugar de dar razones, fundamentos y leyes para arrestar a un ciudadano, lo sujetaron de los brazos, lastimándolo, y lo subieron violentamente a la patrulla. El maestro Filo se acercó e preguntó: ¿por qué se los llevan? Lo sujetaron y también lo subieron a la patrulla.
Al llegar a la comandancia les pasaron báscula a los 3. Al maestro Filo le llamaron “maricón” por su forma de sentarse, por cruzar la pierna; lo tiraron al suelo y un policía lo sujetó de la parte trasera del pantalón, lo levantó y lo arrojó hacía la pared; sufrió una herida en la parte superior de la nariz, entre los ojos, también se le hinchó un dedo. Con una filosa navaja le cortaron las agujetas y el cinturón. Los encerraron a los 3 en la cárcel municipal. Todo el asunto fue de la policía estatal, la policía municipal ni siquiera intervino, a favor o en contra.
Varios jóvenes se apostaron fuera de la cárcel. Dentro, el maestro Filo empezó a cantar consignas del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad: “basta ya de guerra, queremos ya la paz”, afuera los jóvenes respondían “el Filo no está solo, lo venimos a apoyar”. Los policías le pidieron a los jóvenes que se retiraran, pero no lo hicieron; por el contrario se fueron a preparar café y a traer cobijas para pasar ahí, fuera de la cárcel, la noche. Muchas personas llegaban a la comandancia a enterarse de lo que estaba pasando. A tres de los que ahí se encontraban reclamando los encerraron también en la cárcel.
Cuando los policías estatales se retiraron, las autoridades municipales empezaron a sacar a los presos. Cuando llegó el turno de maestro Filo, él se negó a salir; pues argumentó que él no estaba ahí por su voluntad, que lo habían encerrado injustamente, y que iba a permanecer ahí el tiempo que fuera necesario hasta que se presentara, ahí en la cárcel, la máxima autoridad del municipio, es decir, el presidente municipal.
Dos jóvenes se solidarizaron con el maestro Filo, Leonel Centeno Martínez y Rafael Morales Crisanto. Los tres se negaron a salir de la cárcel. Durante toda la noche varios jóvenes, desde afuera, les expresaban su apoyo y solidaridad.
Temprano en la mañana empezaron a llegar visitas a la cárcel. Llegaron a informarle a los presos que el presidente municipal los esperaba en su oficina para dialogar; también llegó un joven abogado por parte del gobierno municipal, quien arrogantemente amenazó con que si no se salían de la cárcel, iba a traer al Agente del Ministerio público del distrito de Tecali para que tomara fe de que los 3 presos se negaban a salir de la cárcel. Pero entonces, los policías estatales iban a levantar cargos en contra de los presos, y estos iban a tener que pagar una jugosa multa o permanecer algunos días en la cárcel de Tecali. Cuando este abogado terminó de hablar, el maestro Filo le agradeció por la información proporcionada, y le reiteró que su posición era inamovible: sólo quería dialogar con el presidente municipal ahí en la cárcel.
A los pocos minutos llegó el presidente municipal, Ángel Osorio Nicolás. En principio, el maestro Filo le dijo que él y los otros 2 presos no eran importantes, que no pretendía hablar de lo ocurrido ni mucho menos de convencerlo de su inocencia; pero lo que sí era, y es, grave es la situación que se vive en el municipio de Huitziltepec por los abusos de autoridad de los policías municipales, de las graves violaciones a los derechos humanos y garantías individuales que cometen los policías estatales en sus operativos, y de la guerra civil no declarada que se vive en México. También le aclaró que si se negó a dialogar en la lujosa presidencia municipal (la cual fue remodelada apenas el año pasado) era para que, como autoridad, viera y oliera las condiciones en la que se encuentra la cárcel (con un baño sin taza y mierda y orines regados, una cobija toda vomitada…); que a quienes encierran ahí son, ante todo, seres humanos.
El presidente municipal se comprometió a mejorar las humillantes y degradantes condiciones de la cárcel; también hizo el expreso compromiso de que en Huitziltepec se van a respetar los derechos humanos y las garantías individuales de todos los ciudadanos.
Finalmente, como al medio día, ya del domingo 11 de Marzo, después del diálogo, el maestro Filo, Rafael y Leonel salieron, por su propia voluntad, dignamente,de la cárcel. Afuera se encontraba mucha gente esperándolos, señores, señoras, jóvenes, niños y niñas. Pasaron a la comandancia a recoger sus pertenencias. Ya fuera, frente a la comandancia el maestro Filo agradeció a los ahí presentes el apoyo recibido; en ese momento llamaron de una radio para hacerle una entrevista, en vivo. Hubo aplausos y comentarios. Los ex presos se retiraron rodeados de mucha gente.
Por la Escuela Autónoma Emiliano Zapata
Maestro Filo
Huitziltepec, mixteca poblana
PD. La EAEZ participa en 3 movimientos a nivel nacional: La Otra Campaña, el Congreso Nacional Indígena y el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad. Compañeros y compañeras de estos tres movimientos estuvieron llamando constantemente a la comandancia municipal para exigir que se garantizara nuestra integridad física y se respetaran nuestros derechos y garantías. A ellos y a ellas, Tlazokamati, gracias. Nos mostraron y demostraron que, efectivamente, no estamos solos.
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