Por Guadalupe Lizárraga
LOSANGELESPRESS Para cualquier democracia y para los
miles de seguidores de Carmen Aristegui les parecerá absolutamente
normal demandar a un partido político por usar su voz sin su
consentimiento. Incluso no faltará quién confunda el morbo al estilo de
las demandas de Hollywood con objetividad periodística, y estarán
celebrando la valentía de la colega, tan afamada en la izquierda y ahora
tan aplaudida por la derecha.
Un caso similar, se dio el pasado 26 de
abril, con la agencia de noticias Terra, que lucró con mi voz. Fuetomada
de Los Ángeles Press, en mi entrevista ala expareja homosexual de
Enrique Peña Nieto, sin darme crédito. Y sin embargo fue suficiente
hacerles un anuncio público para que corrigieran el abuso, más cuando en
Estados Unidos este tipo de demandas resultan económicamente
fructíferas. Si la empresa hubiese persistido en usar el audio de mi
trabajo, habría puesto la demanda. Pero no fue así y todo quedó en paz,
porque el propósito era llamar la atención sobre los atentados de Peña
Nieto, y no el distraerlos con mi persona.
Pienso que podría haber sido el caso de
Aristegui. Una llamada a los dirigentes del partido, una advertencia en
su programa, y pedirles que dejaran de usar su imagen y su voz. Más aún
cuando el propio partido demandado Movimiento Progresistale dio la
investigación avanzada, le dio los nombres de las personasy empresas
involucradas, documentos, líneas de investigación y quienes hicieron la
revisión de todo este material fueron los periodistas Daniel Lizárragay
Sheila Amador. Aristegui se dedicó armarlas entrevistas y a difundirlo
masivamente. Y nadie mejor podría haberlo hecho por el nivel de impacto
que requería el asunto.
Hubo otros detalles. En Facebook estuvo
circulandouna publicidad pagada para anunciar que Aristegui iba a
investigar el caso Monex.Muchos periodistas nos preguntamos con sorpresa
y en su momento escribí el comentario en el perfil que promovía el
anuncio:¿qué periodista paga publicidad para avisar queva investigar un
caso tan arriesgado como el lavado de dinero en México?
Sólo alguien que intenta legitimar la
autoría de la investigación, y que sabe que no corre riesgos, porque en
nuestro país, por menos, por mucho menos, han asesinado a 82 colegas, y
otros cientos andamos huyendo de las amenazas. Llama la atención también
el que sus fans circularan imágenes con frases de agradecimiento por su
valor, cuando la Izquierda ya había dado a conocer el 4 de julio los
primeros avances y los medios alternativos hacíamos eco en las redes
sociales, mientras Aristegui hizo pública la investigación el 11 de
julio, y dijo que no tenía pruebas excepto lo denunciado ya por Ricardo
Monreal.
No faltó quién circulara en la red el
rumor de que Aristegui estaba en peligro porque “estaba investigando el
caso Monex”. Nada más alejado de la verdad. Todo esto es verificable por
usted mismo, lector, en las redes, si hace un seguimiento de ello. No
requiere ni ciencia ni mucho tiempo.
Mi punto no es desprestigiar a
Aristegui. Es necesario hablar con la verdad y reflexionar sobre el
significado político de lo que vive México ahora, porque sólo
comunicativamente podremos emanciparnos como sociedad.
Por un lado, es fundamental que todos
los periodistas y medios de comunicación seamos sometidos a escrutinio
público y con argumentos sostengamos nuestras palabras que son acciones,
en estricto sentido. En este caso, no se comprende por qué Aristegui,
con una inaudita vocación cortoplacista, demanda al único partido
político que ha enfrentado con firmeza al narcopoderque intenta imponer a
Enrique Peña Nieto. Guardar silencio o intentar callar sobre esta
violencia y desesperanza que implica la imposición de un gobernante
criminal, es seguir siendo víctima del engaño.
Por otra parte, Carmen Aristegui, con la
formación académica y experiencia profesional que tiene en el estudio
de las transiciones políticas, como así se ha presentado con su libro
Transición, no puede ignorar que México se encuentra en una grave una
crisis política. No puede ignorar que de los resultados de esta crisis
dependerán millones de vidas de niños, jóvenes, activistas, opositores,
mujeres.
No puede ignorarse, pues, que esta
crisis política puede significar la derrota de la sociedad mexicana,
porque no logramos crear las condiciones que nos permitan la elaboración
colectiva de nuestra dignidad. Ante la desesperación del engaño y la
impunidad de los criminales, se han dado pasos agigantados para
reconstruir las voces de la sociedad: #YoSoy132, Morena, Unidos contra
los cacicazgos, Izquierda Libertaria y ciudadanos independientes que han
sumado su voz a la dignidad que se teje colectivamente.
Nuestro país no es una democracia, y
esto tampoco lo puede ignorar Aristegui. Ella sabe perfectamente que la
realización periódica de elecciones no hace a una democracia. En estos
momentos se está dandoesta lucha por avanzar en el camino de los
derechos y libertades individuales y colectivas, o por someternos a la
dictadura disimulada.
Aristegui no puede perder de vista este
momento clave, estratégico, que vive México. Y ella ha sido privilegiada
por la Izquierda para legitimar esta luchacon su voz, con el periodismo
por la verdad. Su demanda a este partido representa el rechazo a este
honor, representa la distracción delo medular, la minucia magnificada.
Cuando España, en 1986, vivió el intento
de golpe de Estado, el recién formado diario de ese entonces cobró
influencia y prestigio mundial por su portada: El País, con la
Constitución. Hoy, los periodistas también somos llamados a tomar
decisiones con profunda seriedad: O nos sometemos, por dinero, por
miedo, o por aspirar al poder ilegal; o levantamos la dignidad y nos
alineamos con la Constitución. No hay más opciones.
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