EN CORTO
José Luis Avendaño C.
Ley de víctimas
Frente
al desbordamiento de la violencia y fracaso de la impartición de
justicia, el 9 de enero salió publicada la Ley de Víctimas en el Diario
Oficial de la Federación (DOF), después de seis meses de controversia de
parte de Felipe Calderón para que se elevara a rango constitucional su
observancia en estados y municipios. Ahora, Enrique Peña Nieto la
promulga, al considerarla adecuada, aunque “perfectible”.
Entrará
en vigor 30 días después de publicada en el DOF y comprende a las
víctimas de algún delito y de violaciones a los derechos humanos de
parte de alguna autoridad.
La
ley establece la obligación del Estado de brindar protección a la
violencia, apoyo económico y una compensación de hasta 900 mil pesos
(500 salarios mínimos diarios). El Sistema Nacional de Atención a
Víctimas tendrá una partida presupuestal de casi seis millones de pesos,
y prevé un Mecanismo de Protección a las Personas Defensoras de los
Derechos Humanos y Periodistas.
Organizaciones
de la sociedad civil cifran el número de muertos en alrededor de 85 mil
y más de 20 mil desaparecidos. El Capítulo III (artículos 61-65) hace
referencia a las “medidas económicos y desarrollo”, vinculada a la
política de desarrollo social, y por medio de la cual se dará a las
víctimas y familiares: educación, salud, alimentación, vivienda,
disfrute de un ambiente sano, empleo y seguridad social; además, “las
víctimas estarán sujetas a lo que determinan las leyes fiscales
respectivas”.
¿Y las demás víctimas de la inseguridad y violencia por los 30 años del modelo económico neoliberal?
¿Ahora sí, la hora del campo?
Con
la presencia de huestes de la priista Central Nacional Campesina (CNC),
el presidente Enrique Peña Nieto celebró, en Boca del Río, Veracruz, la
Ley Agraria del 6 de enero de 1915 –ninguneada por la docena panista—, y afirmó que el reto es darle al campo un nuevo rostro para el siglo XXI: justo, productivo, rentable y sustentable, para lo cual se restablecerá la rectoría del Estado, con orden, seguridad y justicia. El campo es “una gran ventana de oportunidad” (La Jornada, 7-1-2013). Así, con ese lenguaje técnico, para que el campesino pusiera cara de what?
Si la intención es de justicia, para disminuir la soberanía alimentaria, no lo es la política de devastación del campo de las últimas décadas, y que no va a cambiar.
En sus columnas México SA,
del 8 y 9 de enero, Carlos Fernández-Vega, revisa la política
agropecuaria-alimentaria desde la década de los 30 del siglo pasado, y
con la llegada de la tecnocracia, que (a)saltó al poder en diciembre de 1982, desmanteló leyes e instituciones que apoyaban a la economía campesina y popular, y se pasó del SAM al Tío Sam.
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Sistema Alimentario Mexicano: El Fisgón |
El Sistema Alimentario Mexicano se creó apenas dos años antes (1980), bajo la administración de José López Portillo, para “’darle solución’ a la cadena producción-distribución-consumo
nacionales de alimentos, alcanzar la autosuficiencia y fortalecer la
soberanía en este renglón”, escribió, hace 10 años, Fernández-Vega, y
agregó: “Dos décadas, tres gobiernos neoliberales y un Tratado de Libre
Comercio de América del Norte fueron más que suficientes para echar al
cesto de la basura tal aspiración, con resultados más que deplorables:
del SAM, el estómago de millones de mexicanos pasó a depender del Tío SAM”.
México
importa casi 30 por ciento del maíz que requiere, de donde es
originario, y junto con otros cereales, aporta 45 por ciento de las
calorías de su dieta, según la Asociación Latinoamericana de Integración
(Aladi). Ni más ni menos pérdida de soberanía.
En
la década de los 90 aparecen instrumentos como el Programa de Apoyos
Directos al Campo (Procampo) y Alianza para el Campo, pero, como subraya
la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), ninguno de los dos
tiene como propósito principal el de la seguridad alimentaria, y tampoco están diseñados bajo una concepción tal que permita alcanzarla”.
Nuevas relaciones con el mundo y EU
A miembros del cuerpo diplomático, el presidente Enrique Peña Nieto les instruyó a “hablar bien de México”, y el canciller José Antonio Meade –secretario de Hacienda en la administración calderonista— delineó la agenda hacia el exterior: sin descuidar los rubros de seguridad y migración, la economía es la determinante, con la misión de atraer inversiones.
El nuevo embajador de México en Estados Unidos es Eduardo Medina Mora, procurador con Felipe Calderón cuando la operación Rápido y furioso,
por la cual se traficó con armas para seguirle la pista al
narcotráfico; operación con escasos resultados y de la cual “nunca hubo
autorización o conocimiento por parte de ninguna autoridad mexicana”. ¿Y los servicios de inteligencia?
Delineó los retos para con Estados Unidos: “potenciar a su máxima dimensión la relación económica” y “se abre una ventana de oportunidad para la reforma migratoria” (La Jornada, 9-1-2012).
Wal-Mart, de nuevo
En
la situación de la producción y consumo de alimentos en México, no es
ajeno Wal-Mart, la cadena minorista más grande del mundo. A sus
prácticas de comercialización, para anular la competencia, y laborales, que anula el derecho laboral,
ahora se suman sus prácticas de soborno y corrupción para instalarse en
los países. Tiene presencia en 27 países, con 10 mil 400 tiendas y 2.2
millones de empleados, con ventas estimadas para 2012 de 470 mil
millones de dólares.
El
10 de enero, trascendió que dos influyentes miembros del Congreso
estadunidense enviaron una carta al ejecutivo en jefe de la compañía,
Peter Duke –el lugar 17 de las personas más influyentes del planeta, según Forbes—, con aparentes pruebas de que él y su equipo habían sido personalmente informados desde 2005 sobre los millones de dólares pagados a funcionarios mexicanos
para construir megatiendas, incluyendo el caso de Teotihuacán,
incluidos el director del Instituto Nacional de Antropología e Historia
(INAH) y legisladores del PRI y el PRD.
Después del detallado reportaje del The New York Times (en dos partes, la primera publicada en abril de 2012, la segunda el pasado 17 de diciembre) salió a la luz pública el uso sistemático de millones de dólares en sobornos para evadir leyes y normas,
y acelerar permisos en la construcción de tiendas en por lo menos 19
sitios en México. A la vez, se iniciaron investigaciones por el
Departamento de Justicia, la Comisión de Valores y legisladores
federales demócratas, pues es una práctica prohibida por la ley federal de EU, aparte de acusaciones de “evasión de impuestos y lavado de dinero en México” (La Jornada, 11-1-2013).
Para conocer más sobre Wal-Mart, léase el artículo de Salvador González Briseño en Reporte México (no.2, mayo-junio de 2012).
Libertad económica
Contra todas las malas noticias, una buena: Según un estudio de la Fundación Heritage (FH), conservadora vale precisar, México, a pesar de todos sus problemas de violencia y corrupción –de acuerdo al Índice de Libertad Económica 2012— está mejor ubicado que integrantes del grupo de naciones emergentes BRICS, formado por Brasil, Rusia, india, China y Sudáfrica.
El
índice, que califica a 185 países, toma en cuenta 10 variables, como la
eficiencia regulatoria y los mercados abiertos que miden el éxito
económico, o lo bloquean. En 2012, México ganó 1.7 puntos para sumar 67
de 100 puntos posibles, para ubicarse en el lugar 50, por encima de
Brasil (100), India (119), China (136) y Rusia (139). Para los
estándares de la FH, la economía mexicana es “principalmente libre” (“mostly free”).
“A
pesar del fuerte deseo de atraer más inversión extranjera, la política
de inversiones es ineficiente y copado por la violencia e inestabilidad.
El sector financiero ha vuelto más competitivo y más abierto, no
obstante el desafío global. La banca se mantiene relativamente estable y
la participación extranjera ha crecido rápidamente” (Forbes, 10-1-2013).
La
revista especializada en negocios, por su parte, precisa: “El mayor
problema de México es la observancia de la ley. Su respeto se ha
deteriorado a medida que el narcotráfico y la violencia continúan
incontrolados en el norte de México. La corrupción se mantienen todos
los niveles de la sociedad. Aun con la guerra contra la droga, México
está mejor que los cuatro principales mercados emergentes: Brasil,
Rusia, India y, por supuesto, China. Y por mucho”.
Muy bien, sólo que la revista que tiene al Chapo Guzmán en su lista de multimillonarios en dólares, toma de ejemplo a sectores que, como el bancario-financiero, forman parte de y dominan la estructura oligopólica de la economía mexicana.
La banca, chupasangre
La sociedad moderna se mueve por el crédito, una de las funciones de la banca. El problema se agudiza cuando adquiere tintes de usura, de chupasangre.
Entre
enero y noviembre de 2012, los 42 bancos comerciales que operan en el
país obtuvieron 78 mil millones de pesos de utilidades (63 mil millones
de pesos al mes de noviembre de 2011), derivadas por los servicios
financieros que ofrecen. Pero de ese monto de utilidades, más de la
mitad –44 mil 400 millones, 57 por ciento— se debió al cobro de
intereses.
El
rendimiento por cada institución es de más de 5.5 millones de pesos al
día, incluidos feriados, fines de semana y vacaciones. Un negocio que siempre rinde frutos. ¿Cuál crisis?
Si
la cartera de crédito, de dos billones 708 mil millones de pesos,
creció 12.5 por ciento en el mismo lapso (noviembre de 2011 a noviembre
de 2012), la deuda familiar creció mucho más: los créditos
personales, 50.6 por ciento, y de nómina, 25.6 por ciento. La Comisión
Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) agrega que la morosidad en el pago de las tarjetas de crédito aumentó, de 11 mil millones de pesos a 13 mil 600 millones (La Jornada, 9-1-2013).
El 90 por ciento de la banca es extranjera. Gente como Jesús Silva-Herzog Flores y Francisco Suárez Dávila, que algo saben de eso, han dicho que resulta peligroso dejar en manos extranjeras el sistema de pagos de un país, y México es el único. Es un acto de pérdida de soberanía. Uno más.
Dijo Bertold Brecht: “Peor que robar un banco, es fundarlo”. Por eso es un negocio. Hasta Wal-Mart tiene el suyo.
Entre la austeridad y la lucha de clases
Aparentemente, Estados Unidos no llegó al precipicio fiscal. Siguen los análisis sobre el contenido y alcance del acuerdo entre la Administración Obama y los republicanos, en vísperas de Año Nuevo. José Blanco en La bomba de la austeridad, (La Jornada. 8-1-2013), retoma lo que dice Paul Krugman: no se trata de un déficit excesivo, es decir, un desequilibrio entre más gastos que impuestos,
sino lo contrario: “se trata del riesgo de que el déficit sea demasiado
pequeño: el recorte del gasto y el aumento de los impuestos a los
trabajadores dejando intacta fiscalmente a la opulencia habría
resultado, ¡oh Perogrullo!, altamente destructivo en una economía deprimida”.
Y es que el consumo en EU representa el 80 por ciento de la economía. No en balde se habla de sociedad de consumo y de consumismo. Así funcionan las sociedades capitalistas: a través del mayor gasto en inversión y consumo, con una pequeña ayuda del crédito y la deuda, del Estado pues. Por eso, las recetas de austeridad para resolver la crisis, en Europa y EU, signo de una crisis que parece es el fin del Estado de Bienestar –sobre el que edificó la larga expansión capitalista de la década de los 40, 50 y 60— van a terminar por agravarla, pues van en contra de la naturaleza misma del capitalismo.
Blanco termina citando al mismo Premio Nobel, profesor de Princeton y columnista diario de The New York Times, que vuelve a referirse a un tema prohibido, y que la crisis puso sobre la mesa, principalmente a través del movimiento Wall Street Occupy (Ocupa Wall Street): el de la desigualdad económica y social en la que se considera la mejor democracia (for export), y con ello, al de la lucha de clases: “si la desigualdad de ingresos sigue aumentando vertiginosamente, estamos ante un futuro distópico (antiutópico) en el que se producirá una guerra de clases, y no es algo que los organismos gubernamentales quieran plantearse”.
Recuerdo
la anécdota de Paul Samuelson, profesor del Instituto Tecnológico de
Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés), lejos de ser crítico, primer Premio Nobel de economía y autor de un texto obligatorio para
los estudiantes de los primeros semestres de la carrera. Un día
entraron a su oficina dos estudiantes que le preguntaron si había algo
valioso en la teoría marxista. Samuelson sólo respondió: “la lucha de clases”.
Venezuela, ¿el chavismo sin Chávez?
Finalmente, llegó el 10 de enero, fecha en la que Hugo Chávez tendría que juramentar, por cuarta ocasión, como presidente de la república bolivariana. En octubre, enfermo, ganó con el 55 de las votaciones. Esto nos lleva al viejo debate político sobre qué debe predominar: si la libertad o la justicia y, pues al parecer parecen irreconciliables.
En ausencia de Chávez, fue una juramentación masiva. Entre otras cosas: “Juro frente a esta Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, absoluta lealtad a los valores de la Patria, absoluta lealtad al liderazgo del Comandante Hugo Chávez…”
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Logros Venezuela |
Monthly Review, el 6 de enero, reproduce un análisis de Carles Muntaner, Joan Benech y María Páez Víctor, en Counter Punch (14-16 de diciembre de 2012) sobre los logros de
Hugo Chávez en materia de salud pública, educación y economía en
general. Todo, a partir de los ingresos del petróleo, que antes sólo se
concentraban en una reducida clase rentista y ahora tienen una utilización social; logros reconocidos por los organismos internacionales:
-En
13 años, se ha invertido más en infraestructura –industria,
agricultura, educación y salud— que en los 40 años previos. -En la
última década, la tasa de desempleo se redujo de 11.3 a 7.7 por ciento.
-La deuda pública disminuyó de 20.7 a 14.3 por ciento del Producto
Interno Bruto (PIB). –La economía ha crecido a un ritmo sostenido de 4.3
por ciento anual.
-En
los últimos 10 años, el gasto social aumentó 60.6 por ciento. -El
porcentaje de la población en pobreza bajó de 70.8 por ciento en 1996 a
21 por ciento en 2010. --La UNESCO reconoció que Venezuela desterró el
analfabetismo, y es el país de América Latina donde más se lee. -Es el
segundo país latinoamericano y el quinto país del mundo con más
graduados universitarios. -La desnutrición disminuyó de 21 por ciento en
1998 a cinco por ciento, actualmente. -La desnutrición infantil se
redujo de 7.7 por ciento en 1990 a 2.9 por ciento, actualmente. -La
mortalidad infantil cayó de 25 por cada mil niños en 1990 a 13 en 2010.
-En 1998 había 18 médicos por cada 10 mil habitantes, y hoy hay 58.
-Actualmente, existen medicamentos gratuitos para 139 enfermedades,
incluidos el cáncer, la hepatitis y la esquizofrenia, y hay 34 centros de tratamiento de adicciones.
-En
el Índice de Desarrollo Humano (ONU), Venezuela ocupa el lugar 61 entre
176 países, y en la última década ganó siete lugares.
Y algo que debería atender México: después de su decidido apoyo al campo y la producción interna de alimentos,
la importaciones de Venezuela disminuyeron, de 90 por ciento en 1980 a
menos de 30 por ciento en la actualidad (nosotros, al contrario, vamos en sentido opuesto de la historia y hacia una mayor dependencia alimentaria: hace dos décadas, México importaba 10 por ciento de los alimentos que consumía; hoy, es más de la mitad, a un costo de 200 mil millones de dólares –más de 13 mil millones de dólares, el pasado sexenio—, que pudieron pagarse a las familias campesinas).
Mark
Weisbrot, del Centro de Investigación Económica y Política (CEPR, por
sus siglas en inglés), con sede en Washington DC, se suma al debate
sobre Venezuela, en un artículo que publicó, el 9 de enero, en el diario
británico The Guardian, que comienza así:
“Imagine que fue a ver la película de Steven Spielberg: ‘Lincoln’,
y todo lo que vio fue el punto de vista de los sureños blancos
esclavistas en la Guerra Civil. Eso es similar a lo que se está viendo
casi en la cobertura de los grandes medios sobre Venezuela”. Una visión definitivamente antichavista.
Las Malvinas
La aventura se inició el 7 de enero de 1982, hace 30 años. Un viejo conflicto colonial –la posesión de Gran Bretaña, desde 1833, de las islas Malvinas, rebautizadas Falkland—, le sirvió de coartada a la dictadura militar argentina para legitimarse y, apelando al nacionalismo, armó un plan de reconquista de la soberanía. No contaba con la respuesta británica que, con el apoyo de Estados Unidos (Ronald Reagan y Margaret Tatcher fueron uno solo y uno mismo al desplegar la bandera
neoliberal), contratacó y finalmente venció. El desenlace lo cuenta Eduardo Galeano en Los hijos de los días (Siglo XXI editores. México. 2012), bajo el título “La bandera como disfraz”:
“En el día de hoy (14 de junio de 1982), la dictadura argentina perdió la guerra. Mansamente se rindieron, sin que se hicieran ni un tajito al afeitarse, los generales que habían jurado dar la vida por la recuperación de las islas Malvinas, usurpadas por el imperio británico.
“División militar del trabajo:
estos heroicos violadores de mujeres atadas, estos valientes
torturadores y ladrones de bebés y de todo lo que pudieron robar, se
habían ocupado de las arengas patrioteras, mientras mandaban al matadero a los jóvenes reclutas de las provincias más pobres, que en aquellas lejanas islas del sur murieron de bala o de frío”.
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