parece intención de engaño
comida chatarra, que a partir de este año quedaron gravados con una tasa de 8 por ciento del impuesto especial sobre producción y servicios (IEPS).
La reducción del contenido oscila entre 5 y 40 gramos en las presentaciones más chicas o populares. El cambio se puede observar en los anaqueles de los supermercados, donde se puede encontrar un mismo producto con diferente peso pero igual precio,
porque todavía no se termina la existencia de la otra entrega cuando meten la nueva, comentó Enrique Guerrero Ambriz, director de la Canacope.
Incluso los letreros de las tiendas indican cantidades superiores a las impresas en los empaques, como este diario pudo constatar en botanas y pastelitos de Sabritas y Bimbo: un panqué de nuez Bimbo pasó de 270 a 255 gramos, los Pingüinos Marinela de 120 a 80, un paquete de cacahuates Mafer de 105 a 100 y los Fritos de Sabritas de 70 a 60 gramos.
Otra modalidad es que a ciertos productos les colocan una tira con la leyenda de que incluyen
10, 13 o 15 por ciento más de contenido como regalo pero al mismo precio, pero contienen los mismos gramos de siempre, agregó Guerrero Ambriz.
En la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) no se han recibido quejas y, aunque el subprocurador de verificación, Salvador Ambriz, sostuvo que no hay violación si el producto contiene el peso marcado en el empaque, la titular de la dependencia, Lorena Martínez, no descartó abrir una investigación. Sin embargo, acotó que debe revisarse caso por caso, y aunque no se encuentren elementos para sancionar a las empresas se les puede llamar para que corrijan porque
parece una intención de engaño.
pero como la nueva cantidad o peso está asentado en la etiqueta, no puede considerarse un engaño, dijo el dirigente de Canacope, y admitió que los proveedores se abstienen de notificar a los abarroteros y mucho menos a los clientes.
la percepción popularde que los empaques de frituras, papas y panes estén más grandes o contengan más aire, consideró a su vez Cuauhtémoc Rivero, dirigente de la ANPEC, y advirtió sobre otros dos fenómenos. “Uno es el aumento de la demanda de productos genéricos y a granel, al grado de que 40 por ciento de los clientes ya los compra en negocios establecidos porque obtienen más cantidad por menos precio, pero así crece la informalidad; el otro es que se opta por comprar presentaciones más grandes de todo, como refrescos.
Hay una caída en las ventas de esta categoría de productos calóricos y un nuevo mercado muy boyante de productos caseros, artesanales y marginales, que se venden en papel celofán, sin cumplir con regulaciones sanitarias e impuestos, pero que en las tiendas formales ya se exhiben al lado de marcas registradas porque la gente los demanda. Si antes ocho de cada 10 consumidores no compraban productos genéricos,
ahora se duplicó el número porque ante el encarecimiento de los productos la gente tiene que hacer rendir su dinero, sostuvo.
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