La primera acción consistiría en insistir en mostrar la indignante voluntad de fraude del partido que se arroga el triunfo en las elecciones. Si lo hubiera logrado honestamente, con igualdad de posibilidades en la contienda que sus oponentes, es decir, democráticamente, habría que pensar qué hacer después de la derrota. Pero no es tiempo de ello. No hay que resignarse ante una aparente derrota debido a la deshonestidad antidemocrática. Luchar por invalidar la elección parcial o totalmente es una lucha democrática inmediata, si se verifican las acusaciones de fraude, de haber extralimitado el dinero máximo que podía usarse en la campaña, etcétera. Es un primer nivel, inmediato, de la acción política.
Pero habrá que ir pensando en los pasos posteriores, ya que hay que comenzar a darlos desde ahora. Y por ello el segundo paso consiste en no desestimar la importancia de los actuales medios monopólicos y antidemocráticos de comunicación, creyendo que es suficiente la transformación de la conciencia política de las capas más empobrecidas de la sociedad por el solo contacto directo. Ese contacto es esencial, y no hay que abandonarlo. Pero hemos visto que en el presente los golpes de Estado o la elección de candidatos se producen publicitariamente a la manera de como se organiza la producción del deseo de una mercancía. Las necesidades se crean programadamente. Los medios de comunicación (especialmente la televisión) son determinantes en crear la imagen de los candidatos políticos, de manera que la democratización de los medios de comunicación, primeramente la televisión y las redes sociales electrónicas, debe ser objeto constante de preocupación política. Será necesario continuar la lucha diaria en este aspecto, y con todos los instrumentos legítimos, para democratizar esos medios, promoviendo la creación de muchas empresas televisivas, estatales, universitarias, populares y también privadas. Sin esta condición todo el resto queda distorsionado. Y esto debe hacerse por leyes que reorganicen el sector, pero igualmente por presión continua sobre los medios. Es una tarea a corto, mediano y largo plazos sobre lo que no hay que quitar el dedo del renglón. Además habrá que insistir en la ética del periodista, porque hemos visto el cinismo de los profesionales de la comunicación que han engañado sistemáticamente al televidente y después piden disculpas que sólo agravan su inmoralidad, como el
especialistaen encuestas (fraguadas según voluntad del mejor comprador) que hemos visto en Milenio y en Tercer grado. No son profesionales de la noticia, son ideólogos a sueldo.
flexibilizacióndel trabajo (mayor explotación del trabajador), la reforma del sistema tributario (donde los ricos contribuyan menos que los pobres), continuando con la misma política económica neoliberal. Habrá múltiples motivos de oposición ante un gobierno insensible al dolor del pueblo. Pueblo al que hay que recordarle cada día, sin embargo, que los que vendieron su voto fueron como Esaú, que
vendió su herencia por un plato de lentejas, para que recapaciten la próxima vez (si es que se aprende la lección).
Dedicar los primeros años del sexenio que comienza al partido es la tercera necesidad. A esa institución (sí: ¡es una institución necesaria, aunque ambigua!) que como el ejército hay que salvar primero para ganar las batallas futuras, y con ella la guerra. Sin partido honesto, popular, crítico y unido teórica y prácticamente hoy, no habrá democracia en el México del mañana.
En cuarto lugar, la juventud ha dado, está dando y dará un ejemplo de entusiasmo y clarividencia 1. Atacó a los medios de comunicación que son anti-democráticos y que crearon una situación de confusión orquestada y generalizada. Pero ahora, al menos alguno de estas y estos jóvenes, y las/los que crean tener esa vocación, convicción y mandato de su conciencia, es necesario que crucen el umbral del apartidismo político sereno que han cumplido hasta ahora, hacia la militancia política responsable y plena. Es necesario que muchos de ellos organicen, además de sus federaciones de estudiantes a nivel de los estados y de todo el país, las juventudes de los partidos democráticos, críticos, especialmente del partido de izquierda (en México el PRD), y sin pedir permiso, por el derecho que se han ganado en sus acciones públicas en todo el país y por todos conocidas, establecer la bases político-partidarias de una juventud unida, sin tribus (y contra las tribus), con autonomía estatutaria interna como juventud, exigiendo el derecho de ser jóvenes ante los adultos del partido que han escandalizado al país con sus triquiñuelas antidemocráticas (como comprar voto, robar urnas, y otras mañas que critican en los partidos tradicionales en el presente, y que han orquestado en sus pasadas elecciones internas en el propio partido). El partido de izquierda ha tenido que elegir sus candidatos por encuestas (sic), porque le es imposible (sic) hacer internamente una elección limpia. ¡Es el colmo! Y hoy ya se reparten los puestos de las burocracias donde han ganado (por ejemplo en el DF) según cuotas de tribus y no por concursos abiertos, honestos y por capacidad de los candidatos. Esos vicios deben erradicarse, y la juventud unida y nueva por definición del partido tiene esa responsabilidad de echar a la escoria y potenciar los órganos que todavía no se han podrido de este débil cuerpo paralítico político que hay que regenerar. O se regenera o se organiza otro. O entra Morena, y la juventud que dé el paso político (como Flor y Canto), o se construye otro nuevo. Pero desde ahora, porque los próximos seis años (en el ejercicio delegado del poder o en la oposición) son cruciales. No se debe esperar a 2017 para reunificar y reorganizar un partido: ¡hay que hacerlo desde hoy!
¿Qué hacer entonces?
modernizanteso
acomodaticiasal poder de turno (ahora, si se pierde la anulación de la elección, al PRI).
limpiadoy regenerado (y con medios de comunicación democratizados) desde 2012, sería probablemente ganada de manera más realista, factible o estratégicamente la próxima batalla (aun en el caso que la izquierda lograra la presidencia ya en 2012).
1 Véase mi obra Carta a los Indignados, La Jornada Ediciones, México, 2011.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu opinión es importante, Nos interesa conocer tu punto de vista para retroalimentarnos y así aprender juntos. DEJANOS UN COMENTARIO PORFAVOR