EN CORTO:José Luis Avendaño C.
Dardo antimediático
Quizá Andrés Manuel López Obrador, candidato presidencial de las izquierdas, haya moderar su discurso y actitud con el objetivo de no espantar a las buenas conciencias y quitarse el estigma de ser un peligro para México. Sin embargo, antes y después del 1 de julio, no dejó de quitar el dedo del reglón: la función de los grandes medios, en particular el duopolio televisivo (Televisa-TV Azteca), no únicamente en el proceso electoral, sino en la vida pública y política del país,
incluyendo la confección del presidente.
Después de que el diario español El País afirmó que AMLO es un lastre para la izquierda, que tiene políticos más modernos, en su respuesta el tabasqueño les dijo que dejaran de hacer un periodismo colonizante y que mejor hicieran la autocrítica por su responsabilidad en el desastre de España.
Sobre el empleo y desempleo
El
Centro de Investigación Económica y Política (CEPR, por sus siglas en
inglés), con sede en Washington DC, comenta de Paul Krugman, Premio
Nobel de economía, y Richard Layard, su: “Manifiesto para la Economía del Sentido Común” (The Guardian, 3-7-2012), que por principio de cuentas condena el viraje hacia la austeridad de muchos países.
Vale recordar que estas medidas, que incluyen recortes al gasto social y empleo, y elevación de impuestos (en España, el aumento de 18 a 21 por ciento al impuesto al valor agregado, IVA), se les ha impuesto a los países europeos con déficit fiscal, la troika –Fondo Monetario Internacional, Banco Europeo y Unión Europea— a cambio de paquetes de dinero: rescates. Pero, que no se crea que ese dinero se va a rescatar a la economía y a la gente en problemas, sino a unos cuantos, específicamente a los bancos, pues hoy el capital
financiero es el dominante sobre el resto de la sociedad, incluido el capital productivo. Es, en términos cuantitativos, el uno por ciento contra el 99 por ciento.
El argumento de Krugman y Layard es que las economías en problemas no son pobres, sino todo lo contrario, ricas.
Dice el CEPR: “Tenemos decenas de miles de desempleados precisamente
porque podemos satisfacer la demanda corriente, sin requerir de su
trabajo”. Es una situación que ya se vivió hace 80 años, con la Gran
Depresión, y que Keynes comprendió. “El mundo no se volvió
repentinamente pobre en 1929 después del colapso del mercado bursátil.
Nuestros trabajadores tuvieron la misma capacidad de producir tantos
bienes y servicios el día después del colapso tanto como el día antes.
El problema fue que después de la quiebra hubo una falta de demanda para esos bienes y servicios”.
Exactamente lo mismo que pasa hoy, frente las burbujas inmobiliarias y financieras, que terminaron por reventar.
La respuesta, entonces como ahora, se dice en el Manifiesto, es que los gobiernos llenen esa brecha (entre oferta y demanda) y no al revés. Aparte de invertir en infraestructura, hay que hacerlo en salud y educación.
Respecto al empleo, los trabajadores pueden tener jornadas más cortas,
que pueden dedicar a su familia o la recreación y la cultura, a fin de
ocupar a los hoy desempleados y los que se agreguen. Eso aumentaría la demanda global. “Idealmente, la mayor parte de los salarios perdidos se pueden cubrir con subsidios gubernamentales (recuerden: el problema es la escasa demanda, no la excesivas. Podemos proporcionarlos)”.
Por otro lado, José Antonio Rojas Nieto escribe sobre sobre el empleo: una primera aproximación (La Jornada, 22-7-2012). Entre las demandas básicas, la primera es el empleo, pues sin éste no se puede satisfacer las necesidades esenciales, como la alimentación, para no decir las cosas gratas de la vida, citando a Adam Smith.
No cualquier empleo, sino un buen empleo, que no se reduce a tener un buen salario, sino con acceso a la seguridad social y a la estabilidad laboral. Una cosa difícil, tomando en cuenta que desde 2008 más de 80 por ciento de los nuevos empleos se da en microempresas (cinco o menos trabajadores), que incluye el trabajo por cuenta propia, el comercio al por menor y los servicios personales (de las que se alimenta la economía informal).
De
una población total de 115 millones de habitantes, 50 millones
constituyen la Población Económicamente Activa (PEA), es decir, en edad de trabajar –aunque trabajen, por necesidad,
niños y viejos—, pero quienes tienen trabajo (oficialmente, la tasa de
desempleo es de alrededor de cinco por ciento: 2.5 millones de
personas), 30 por ciento se encuentra en la economía informal, donde prevalece la precariedad,
que afecta principalmente a mujeres y jóvenes. Lo anterior en un
contexto en que la participación de los salarios en el Producto Interno
Bruto, se ha reducido, de 38 a 30 por ciento desde finales de los 80
(puntos perdidos que aparecen en forma de ganancias e impuestos).
Y ya se escuchan los pasos –pasotes— de doña reforma laboral, decidida a terminar de aplastar todo lo que queda.
Un volado
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Bolsa Mexicana de Valores |
Es tiempo, anticipado, de balances, de cortes de caja. Como si el presupuesto fuera un botín. Más, en tratándose del último año del sexenio, (re)conocido por el año de Hidalgo: chin, chin, el que deje algo. Y llega el otro, sólo para encontrar las arcas (medio)vacías, llenos de deudas, de privadas (de unos cuantos) se vuelven públicas, para, finalmente, ser sociales, tales como los tortillazos o gasolinazos. En cambio, las grandes operaciones, especulativas, de la bolsa de valores, están libres de impuestos. ¿Cómo si el sistema regresara a sus primeras etapas, de acumulación primitiva de capital. ¿No lo llaman capitalismo salvaje?
Como si gobernar fuera, simplemente, un asunto de administración. Administración no muy eficiente, por cierto; únicamente para mantener el barquito (no el barco de gran calado, del que se presume) a la deriva, a flote, para que no se hunda... más. Por más que se diga que las cosas están peores en otros lugares (Europa y Estados Unidos).
En su columna del 16 de julio, Juan María Alponte se refiere a sendos informes sobre derechos humanos en México, uno del Human Rights Watch (Observatorio de los Derechos Humanos), de la Organización de las Naciones Unidas (OINU), y el otro, de Amnistía Internacional.
El primero, correspondiente a 2012 (hoy) de la ONU, tiene un título contundente: “México, ni Seguridad, Ni Derechos”. Como si más de 60 mil muertos, en seis años, fueran una fría estadística de una guerra fallida, en términos, precisamente, de seguridad y respeto a los derechos humanos; derechos que no se refieren solamente a la protección a la vida y la propiedad de las personas, sino a los demás derechos políticos, económicos, sociales y culturales ¡Uf!
El
Informe de Amnistía Internacional (AI) se inicia así: “Los cárteles de
la droga y otras bandas delictivas, actuando en ocasiones en colusión con la policía u otros funcionarios públicos, mataron y secuestraron a miles de personas. Los migrantes irregulares (que llegan huyendo de otras violencias, como la económica, digo yo) que atravesaban México por docenas de miles sufrieron abusos graves, tales como secuestros, violación y homicidios, a manos de estas bandas”.
Alponte destaca que el informe de AI, elaborado por el Yale Center: “Repensando la guerra de las drogas a través del prisma Estados Unidos-México”, está suscrito por Ernesto Zedillo y Haynee Wheeler, académicos de la Universidad de Yale. El informe, dice, en inglés, que “el narco proporciona dinero fácil y prestigio social”.
¿Alternativa para los Ni-Ni y para los no tanto? Y el siguiente sexenio es un volado: no les (nos) asegura nada.
Sí, pero quién sabe
Ya sabemos que números, estadísticas y gráficas, sirven para cualquier cosa: para decir que vamos bien o que vamos mal. Una gráfica puesta de cabeza, dice lo opuesto a lo que se quiso decir. Todo es según las variables que utilicemos, el grado de interpretación o el cristal con que se mira. Es tiempo nublado y nuestras autoridades lo miran color de rosa o banquiazul, hoy azul plomizo.
Dos noticias aparecidas el 17 de julio, parecen desconcertantes. Felipe Calderón presume que en su sexenio (que no termina)
se crearon un millón 800 mil empleos, “dos veces y media más que los
empleos generados en la administración anterior”, y que la tasa de
desempleo es de entre 4.3 y 4.5 por ciento, “comparado con el ocho por
ciento que traen en Estados Unidos, o 25 por ciento en España”.
Por otra parte, en sus pronósticos de crecimiento para
este año, el Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé para México un
crecimiento de 3.9 por ciento (Estados Unidos dos por ciento y China
ocho por ciento), por arriba de su estimación anterior.
De
concretarse esa cifra, el promedio de crecimiento anual del sexenio de
Calderón será de 1.86 por ciento (dos por ciento de los dos sexenios
panistas), el más bajo de los últimos cuatro sexenios, pues con Carlos
Salinas (1988-1994), fue de 3.91por ciento; con Ernesto Zedillo
(1994-2000), 3.58 por ciento, y con Vicente Fox, 2.15 por ciento.
Y la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), es otro mundo. Sigue rompiendo niveles históricos, y al cierre del 16 de julio, el Índice de Precios y Cotizaciones (IPC) se ubica alrededor de los 41 mil puntos, un récord por décima primera ocasión en lo que iba del año.
Banca lavandera
Que no se crea que es una excepción, al contrario: es una práctica común, normal, de los sistemas bancarios. El asunto es que no se sabe y/o no sale a la luz pública… hasta que no queda de otra. Y viene el escándalo, en medio de reflectores y fuegos de artificio, para que finalmente, se apaguen y se olvide.
La revelación del Senado de Estados Unidos de las operaciones de lavado de dinero (y aquí, estamos chiflando en la loma), ¿es un comportamiento atípico de la banca? Es poco ético, pero es una práctica común, perfectamente normal.
Charles Ferguson, director del documental sobre Wall Street: Inside Job, acaba de publicar un artículo con un título inequívoco: “¿Por qué la banca es una industria criminal? Porque sus crímenes quedan impunes” (Huffington Post, 16-7-2012).
Comienza por enumerar cinco casos, sólo en lo que va del mes de julio, de fraude bancario, que incluye la manipulación de la tasa LIBOR y el del mismo HSBC, con sede en Londres, y de otros bancos, que lavan dinero por miles de millones de dólares, producto de las operaciones del crimen organizado, organizaciones terroristas y “banqueros pillos”
Además de la desregulación del sistema financiero, subproducto del modelo neoliberal, se encuentran la corrupción e impunidad, pues los señores del dinero son grandes donadores de las campañas políticas, a través de las cuales buscan los favores de los políticos, para mantener y proteger sus intereses, además de influir en las decisiones publicas y de Estado.
“Una
investigación del Senado de Estados Unidos puso al descubierto la
vulnerabilidad de los controles antilavado de dinero del sistema
bancario mexicano y acusó al banco británico HSBC de haber permitido que
los cárteles mexicanos de las drogas se hicieran ‘más poderosos’
al tolerar que blanquearan grandes cantidades de dinero”, y así
contribuir “al financiamiento de actividades terroristas a través de su
extensa red de filiales internacionales”.
En
su audiencia del 17 de julio, un antiguo ejecutivo de HSBC “refirió los
muchos problemas que afrontó la institución para operar en el
problemático ‘ambiente de México’”, y narró que “los empleados del banco
se convirtieron en blanco de sobornos, extorsión y hasta secuestro”. El
informe destaca que “algunos de los miles de millones de dólares en
efectivo fueron enviados por avión o carretera desde México hacia
Estados Unidos” (El Universal, 18-7-2012).
¿Y las autoridades regulatorias mexicanas, apá?
Ya lo dijo Bertold Bretch: “Mayor delito que robar un banco es crear uno”.
Entre encabezados y descabezados
Por poner títulos a las notas informativas de los periódicos –las famosas cabezas, que deben ser concisas, precisas y macizas— es todo un arte. Aunque nos puede llevar del sensacionalismo y morbo al humor negro.
Leo en la página 10 en La Crónica de Hoy, del 17 de julio: “Dos aún viven. Hallan a tres encajuelados y dos decapitados en Acapulco”. Deduzco que los dos que viven son los que estaban encerrados en la cajuela del automóvil y no los descabezados. Es sólo una suposición.
En defensa de la democracia y la dignidad
Bajos dos premisas: “La Presidencia de México no se compra” y “El destino de México no se compra”, el 20 de julio se presentó el Plan Nacional de Defensa de la Democracia y de la Dignidad de México. El objetivo general es “hacer conciencia entre los ciudadanos que si se permite la imposición de Peña Nieto, mediante la compra de la Presidencia, el destino de México será de corrupción y frustración”. ¿Más?
De ahí que, “apegados al principio de la no violencia”, se instalarán asambleas informativas y asambleas, el 29 de julio y 5 de agosto, y otras actividades. Esta estrategia postelectoral se da al mismo tiempo que la calificación del presidente electo se encuentra en la mesa del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF).
“La violación al Artículo 41 Constitucional, que establece que las elecciones deben ser libres y auténticas, colocó al pueblo de México en una encrucijada. Se tendrá que decidir, entre aceptar la imposición de Enrique Peña Nieto a sabiendas de que es ilegal
y que implicará más degradación en todos los órdenes de la vida
pública, o luchar por la vía pacífica para exigir la invalidez de la
elección presidencial y, a partir de ello, comenzar una vida nueva con
apego a la legalidad para restaurar la República sobre la base de una auténtica democracia”.
Aquí vale la pregunta: ¿quén compó?
Bioartesanía
Otra necesaria toma de conciencia.
México ocupa uno de los primeros cinco países “megadiversos”,
por su variedad en plantas (pinos, encinos, magueyes y cactos),
reptiles (el segundo lugar mundial), murciélagos, ballenas, salamandras y
tortugas marinas (el quinto lugar en anfibios). El concepto de biodiversidad (diversidad biológica) incluye genes, especies, ecosistemas, paisajes y procesos ecológicos y evolutivos.
Desafortunadamente, 50 por ciento de las plantas que se encuentran en nuestro país son endémicas o en peligro de desaparecer,
al igual que los reptiles y anfibios (46 y 47 por ciento,
respectivamente) y los mamíferos, terrestres y marinos (30 por ciento).
“En los últimos 40 años México ha perdido 90 por ciento de sus selvas”
(y bosques). En México más de dos mil especies animales están en peligro de desaparecer, en las cuales se encuentra nuestra emblemática águila real, el lobo mexicano, el jaguar, la tortuga laúd y la guacamaya roja.
Con una diversidad de colores, formas, texturas, materiales, técnicas e historia, el Museo de Arte Popular presenta la exposición: Bioartesanía,
sobre la riqueza de la producción artesanal en nuestro país, que con el
uno por ciento de la superficie del planerta posee el 10 por ciento de
la biodiversidad, en un diálogo del hombre con la naturaleza.
Objetos de cestería, cerenía (utilizando la cera de abeja sin aguijón)
alfarería y cerámica, pero también trabajo en piedra, madera y cartón
(cortezas, fibras y tintes). ¿Una pequeña tasa hecha de corteza de coco,
labrada en plata, para tomar el chocolate?
El MAP se ubica en Revillagigedo no. 11, esquina Independencia, Col. Centro.
BIOARTESANÍA se inaugura en el MAP, el sábado 21 de julio, a las 12:00
horas, para permanecer en exhibición hasta el 30 de septiembre, de 2012
Tel.- 55 10 22 01 exts.- 103 y 105 eortizemilio@gmail.com sencastillejos@gmail.com
www.map.df.gob.mx Twitter: @map_mexico Facebook: MuseoArtePopular
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