Carta de un ciudadano indignado y responsable a Peña Nieto

 México, D. F. a 19 de julio de 2012

Lic. Enrique Peña Nieto

La situación del país es crítica, desde la imposición del modelo económico neoliberal se ha agravado la dependencia económica, la soberanía se ha vulnerado, los grandes capitales nacionales e internacionales han impuesto su voluntad para favorecer sus negocios turbios, y al amparo de la corrupción e impunidad ha crecido su rapacidad.
El poder adquisitivo del pueblo se deteriora día a día, el pacto social se ha roto, lamentable es la pérdida de más de setenta mil muertes de compatriotas por una estúpida guerra que ha servido para legitimar un gobierno usurpador. La ignorancia y la apatía han sido fomentadas por los principales medios de comunicación, manipular y engañar son las formas para ocultar tanto despojo y saqueo. 
Vivimos tiempos más infames que la época de la conquista, porque los altos funcionarios se han convertido en los peores enemigos del pueblo, se han convertido en seres viles y rastreros al servicio de las grandes corporaciones, la red de corruptelas y tráfico de influencias es compleja y ha afectado casi todos los ámbitos de la sociedad, los principios elementales de honestidad y rectitud han sido sustituidos el oportunismo y la mezquindad, el abuso y el pillaje se han convertido en los pilares de una moral mediocre y pusilánime que deterioran sistemáticamente el tejido social y la conciencia humana.

Cada día surgen nuevas pruebas del fraude electoral que se orquesto a su favor, es complicada la elaboración y ejecución, pero, a pesar de que la gran mayoría de los comunicadores sociales argumentan absurdos discursos para ocultar la complicidad de instituciones carentes de ética, sus justificantes solo hacen eco en sectores de la población que se distinguen por la ignorancia, la falta de razón y educación política. 
Es ridículo y absurdo decir que el país ha alcanzado una democracia plena cuando la pobreza heredada orilla a los sectores más vulnerables a ser presa de mafias que se convierten en operadores para coartar el voto, es inmoral el desvío de recursos públicos para cambiar votos por despensas, laminas, beneficios de programas sociales y formas similares que hacen la misma función de cambiar oro por baratijas. No existe la democracia cuando se oculta la verdad en los medios de comunicación y solo se da voz a los analistas políticos que prostituyen su profesión para enajenar, polarizar y envenenar la buena voluntad de amplios sectores de la sociedad convirtiéndolos en seres pusilánimes, mediocres y faltos de conciencia, eso es no tener valores morales, ética y falta de humanidad.

Lic. Peña Nieto, es grande el temor a las represalias por escribir esta carta, pero es más grande la responsabilidad moral que siento por prevenirlo del gran error que comete al seguir con esta charada. No quise argumentar la ignorancia, sus preferencias sexuales, la insensibilidad ante la sangre derramada en Atenco o su ineptitud ante los miles de feminicidios cometidos en su periodo como gobernador, como ha sido mencionado en los medios y redes sociales; al contrario, quiero apelar a su buena voluntad, a la educación y valores familiares, por favor no se deje engañar por sus peores enemigos, sus asesores y demás personas sin escrúpulos que solo buscan satisfacer sus intereses personales a costa suya, a ellos no les interesa que pase a la historia como la continuación de un proyecto inhumano que legitimara la esclavitud a través de la reforma laboral, la entrega del patrimonio nacional con la reforma energética o se siga manchando de sangre con la aprobación de la ley de seguridad, la inequidad y vulnerabilidad de la nación es una realidad no es una absurda historia de telenovela. 
Apelo a lo más profundo de su rectitud y humanidad, en nuestro efímero paso por la vida lo único que queda es el recuerdo de nuestras acciones, al final no nos llevamos nada. 
Por favor renuncie a la trampa que le han tendido seres corruptos e inmisericordes, lo único que aseguran es que sea recordado como otro sociópata enajenado por el poder y la mezquindad.

 Miguel Angel Córdova S.