Foto por Alejandro Mendoza.
Juan Carlos: ¿Cómo estuvo todo?
Miguel: Mano, estuvo bien culero. Bien, bien culero. Tengo sangre en las botas. Los policías se pasaron de lanza y empezaron a dispararnos directo. Yo no estaba en el desmadre, nomás fui a ayudar a sacar a un tipo que estaba con un tiro en la cabeza, y para que no lo sacáramos empezaron a aventarnos gases. O sea, gases al pinche cuerpo. Al parecer hay un güey muerto (ese) y un chingo de heridos, pero no dicen nada.
En las redes sociales han estado diciendo que alguien fue asesinado por el Estado Mayor Presidencial, ¿Eran policías federales, de la policía del DF, del Estado Mayor, o qué?
Según yo, eran federales. Vi del Estado Mayor al principio, iban de traje, pero cuando se armaron los putazos ya era puro granadero.
Foto por Mario Hernández.
Según Paris Martínez, de Animal Político, estas esferas de plástico negro (que los manifestantes bautizaron como “rehiletes”) fueron lanzadas por la Policía Federal ayer afuera de la Cámara de Diputados. Mientras están en el aire, van lanzando gas lacrimógeno por un pibote. Al caer rebotan y luego estallan, fragmentando su coraza de goma, junto con sus partes metálicas internas en decenas de esquirlas. Foto tomada del twitter de @paris_martinez.
En Bellas artes también hubo enfrentamientos con vándalos que estaban destruyendo todo.
Yo no fui a Bellas Artes, pero tengo entendido que parte del contingente que venía con nosotros se fue al centro. Escuché rumores de que habían llegado camiones de policía de los que bajaron “anarcopunks” vestidos todos igual. Supuestamente los del contingente vieron que se estaba haciendo mucho pedo y decidieron disolverse. Pero sí hubo mucho desmadre y ahí agarraron a mucha banda. Hay como 50 detenidos. Pero yo no estuve ahí. Eso fue después de las 11.
Foto tomada del twitter de @paris_martinez, de Animal Político.
¿Dónde estabas tú?
Yo llegué con un contingente que venía del Monumento a la Revolución a las 5:30(am) a San Lázaro. Los que estaban coordinando las acciones creo que eran del CNTE (Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación). Nos mandaron al otro lado de Eduardo Molina para completar el cerco y cuando íbamos en camino surgió el primer altercado. Nos fueron echando gases y replegándonos de regreso hacia donde estaba el CNTE y ya ahí nos quedamos. Mucha banda venía muy acelerada y estuvo yendo intermitentemente a hacer desmadre con las vallas: jalaban una valla, les echaban gases y se regresaban, y así por un rato iban y venían. Luego los granaderos empezaron a tirar los gases más lejos y los del CNTE también se tuvieron que replegar. Como a eso de las 8:45 empezaron a echar otro tipo de gas más rudo de color rojo. Decían que era pimienta, y ya cerca de las 9am empezaron a tirar un montón de gas. Un montón.
De pronto quién sabe de dónde, la banda llegó con un camión de basura. Lo chocaron contra las vallas y siguió el jueguito. Pero para ese entonces ya se sabía que estaban usando balas de goma y de plástico. La zona cercana a las vallas estaba imposible de transitar, había una constante neblina de gas y tiros. Había unos chavos que insistían en acercarse. Aguantaban con escudos improvisados y madres hasta que ya era demasiado y se replegaban. En una de esas yo estaba justo por ahí, Me metí por un caminito donde había unos fotógrafos, y de pronto alguien comenzó a gritar “¡Médico, Médico, Ambulancia!”. Deben haber sido como las 9:30am. Salió un chavo corriendo, un par de fotógrafos se acercaron, uno tomó una foto y se alejó rápidamente. El señor estaba tendido como a 10 metros de la fortaleza de metal, tenía un rastró de sangre que te guiaba a su cabeza y un agujero tremendo en la frente. Su cráneo estaba destrozado.
Nos juntamos y alguien dijo que había que sacarlo ya. Cuando nos acercamos, los polis empezaron a disparar latas de gas en nuestra dirección. Entre que si lo sacábamos o no, mejor lo sacamos cargando en chinga.
¿Qué sucedió después de eso?
Lo movimos adentro de un parque unos veinte metros. Alguien le gritaba: “aguanta, carnal, aguanta”. Lo bajamos e inmediatamente se juntaron un chingo de fotógrafos porque el tipo se veía muy mal. Al auxilio de “¡Médico!” llegó una chava con unos vendajes.
Todo pasó muy rápido, y todo el mundo opinaba que había que moverlo ya. Entonces algún astuto llegó con una reja de esas acoplables y la usamos como camilla. Lo volvimos a sacar de ahí en chinga por un camino plagado de camarógrafos estorbando. Cuando subieron su cuerpo a la camilla pude escuchar su balbuceo. Más que balbuceo parecía una manera extraña y dificultosa de respirar. A unos pasos de la abulancia me alejé de ahí. Solté la camilla improvisada y me alejé del lugar. Me fui una calle atrás y como que entré en shock. Fui a hacer del baño en un Vips y después me compré algo de desayunar.
Me sacó un chingo de onda que nos disparasen así de culero, por la espalda y cargando un cuerpo. Y me dio un chingo de tristeza ver cómo se partían la madre la banda jodida contra la banda uniformada jodida. Los güeyes dentro de San Lázaro seguro ni enterados, cómodos. Podrías haber sido tú, yo, o cualquiera [el herido].
Fotos de Guillermo Perea, Sinembargo.mx.
Nuestra entrevista terminó porque Miguel tenía que salir para algo de la escuela. Me dijo “me iré chillando todo el camino y llegaré fresco” y me recomendó conseguir máscaras de gas porque “ese pinche gas arde como no tienes idea”
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