• Paraliza y oscurece la razón, enmudece a la gente e inhibe la acción, sostuvo el rector de la UNAM
• La aplicación de la ley no es incompatible con el respeto a los derechos humanos, dijo
• Participó en el Foro “Legalidad democrática, ética, derechos humanos y seguridad”, en la Cámara de Diputados
http://www.dgcs.unam.mx/boletin/bdboletin/2011_511.html
El miedo es un mal compañero para la solución de nuestros problemas, porque paraliza y oscurece la razón, enmudece a la gente e inhibe la acción. Por ello, tenemos que encontrar formas de eliminarlo, planteó el rector de la UNAM, José Narro Robles.
Ante la situación que enfrenta el país, añadió, tenemos que estar convencidos de que no es incompatible la aplicación de la ley con el respeto a los derechos humanos y que, de manera simultánea, se debe avanzar en la prevención del delito y en el sometimiento a la justicia de los infractores de la ley.
Al participar en la inauguración del Foro “Legalidad democrática, ética, derechos humanos y seguridad”, en la Cámara de Diputados, consideró indispensable aceptar, más allá del discurso, que la educación y la cultura son indispensables y que “sólo con una visión integral y de largo aliento, saldremos adelante”.
Ante legisladores, representantes de los derechos humanos y de organizaciones civiles, se refirió a la necesidad de contar con políticas públicas integrales para instruir a los jóvenes y ofrecerles oportunidades.
Es preocupante que sean justificables la violencia, la tortura, la violación de los derechos de las personas o el autoritarismo para privilegiar la seguridad de los individuos. Muchos de ellos, incluso, están dispuestos a sacrificar libertad para tener seguridad, señaló.
El rector explicó que parecería que un conjunto de sentimientos negativos se han extendido en la sociedad; a todos ellos los tenemos que desterrar para avanzar hacia el desarrollo. El miedo, la frustración o la desesperanza se hacen presentes con frecuencia y no son raros los casos en los que la indiferencia, la negación o la aceptación de hechos indeseables que se transforman en costumbre, parecen acompañar la vida cotidiana.
Al inaugurar el encuentro, Jorge Carlos Ramírez Marín, presidente de la mesa directiva de la cámara baja, pidió que la legalidad no sea una excepción heroica y los derechos humanos un catálogo de demandas sin respuesta; que la ética no sea un concepto de lujo, mientras la corrupción se hace normal, cotidiana y la impunidad, institucional; que la seguridad sea producto de la justicia.
En ese sentido, Manuel Cadena Morales, presidente de la Comisión de Derechos Humanos, de la cámara coincidió en que México enfrenta una situación delicada en materia de seguridad, lo que ha provocado que entre la población haya una sensación de temor que paraliza la acción colectiva y a la ciudadanía. El temor es el peor enemigo para nuestro proceso de consolidación democrática y caldo de cultivo para tentaciones autoritarias.
Por su parte, el magistrado español Baltasar Garzón Real, director del foro, consideró que la educación representa el lugar principal para vertebrar a una sociedad, un país y un régimen democrático, y para generar la conciencia que se precisa para combatir los fenómenos que atacan a la seguridad y ponen en peligro la convivencia pacífica y democrática.
El documento “Elementos para la Construcción de una Política de Estado para la Seguridad y la Justicia en Democracia”, presentado por la UNAM, es una iniciativa que traduce la teoría y la enseñanza en una aplicación práctica, para poner atención en las causas y en la profundidad del fenómeno, comentó.
Asistieron, entre otros, Beatriz Paredes Rangel, presidenta de la Comisión Especial de Migración de la Cámara de Diputados; Raúl Plascencia Villanueva, presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos; Diego Valadés, investigador emérito, y Luis Raúl González Pérez, abogado General de la UNAM.
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